UN RECUERDO DE HERMINIO IGLESIAS
Por Víctor O. García Costa
El 16 de febrero falleció el dirigente peronista Herminio Iglesias, que ocupó importantes cargos en la conducción de su Partido y fue Intendente de Avellaneda y Diputado Nacional. Provenía del movimiento obrero, en el que había sido metalúrgico en Avellaneda.
Amado y odiado, se le endilgó sin fundamento la culpa de la derrota de la fórmula Luder-Bittel por la fórmula Alfonsín-Martínez en las elecciones de octubre de 1983, a raíz de haber procedido a quemar un ataúd con los símbolos de la Unión Cívica Radical durante el acto justicialista de cierre de campaña en el palco levantado frente al Obelisco. No se pierde una elección por un acto folklórico. Hay y hubo razones más profundas para esa derrota.
De origen muy modesto, intuitivo y rudimentario, fue motivo de chanzas y verdugueos porque dijo en un reportaje "conmigo o sinmigo", lo que luego dio lugar a largos debates académicos sobre la procedencia o improcedencia del vocablo
Era un hombre de acción, de lo que tenía diversas huellas en su cuerpo, producidas por tajeadas y balazos Lo traté en muchas reuniones políticas y me encontré con él varias veces en un local de la calle México donde solía jugar al billar y si bien es cierto que se lo ha criticado con dureza, debo decir que fue un dirigente con códigos y que su palabra tenía más valor de compromiso que el de muchos dirigentes políticos que he conocido.
Fue un luchador muy valiente en la provincia de Buenos Aires durante la dictadura de Onganía y recuerdo un episodio durante la dictadura instaurada en 1976. Nos habíamos reunido unos pocos en la Confitería del Molino para firmar un documento de escasas cuatro líneas reclamando por los desaparecidos, que yo debía llevar para la firma del doctor Balbín. Cuando estábamos en esa tarea llegó un dirigente político tucumano y nos dijo que por conversaciones que había tenido hacía pocas horas, la firma de ese documento podía traernos serios problemas personales por la reacción de la dictadura. Herminio, casi como una réplica a la advertencia, preguntó: ¿Dónde hay que firmar? y estampó su firma.
No he tenido con Herminio Iglesias prácticamente ninguna coincidencia ideológica ni metodológica, pero creo que es honesto, sobre todo cuando se ha ido de la vida, recordar un gesto valiente que, seguramente, nadie memorará, ocupados todos con el cajón quemado y el conmigo y sinmigo.
Nota gentileza de Agencia de Noticias Prensa EcuménicaEspinosa 1493. Montevideo. Uruguay www.ecupres.com.ar asicardi@ecupres.com.ar
"Propongo un Ágora (un espacio inventado por los antiguos griegos),quizas como una mesa de cafe, para comentar temas y noticias. Apuntes personales para aquellos que generosamente visitan este blog".
20 feb 2007
11 feb 2007
CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL
Ellos y nosotros ante una disyuntiva crucial
Un cambio climático global, que estaría afectando a nuestro planeta, es ahora tema de debate e investigación en la comunidad científica mundial. También de preocupación en diversos sectores de la producción.
Se ha constatado –ya sin lugar a dudas-, que en los últimos cien años, la humanidad produjo y liberó a la atmósfera diversos tipos de gases a una velocidad mayor que los requeridos por los procesos naturales para procesarlos o removerlos. Los cambios globales, propiamente dichos, se han comparado con la información proveniente de estudios realizados en el hielo antártico. Estos han permitidos analizar los registros climáticos –según una de las más importantes investigaciones de los últimos tiempos-, de los últimos 160.000 años. Los datos obtenidos han permitidos observar que hay una estrecha relación ente la concentración de los llamados "gases invernadero" en la atmósfera y la temperatura global.
La situación regional
Para la Argentina el tema no ha pasado desapercibido, científicos del CONICET y de la Universidad de Buenos Aires están abocados a estudios sobre variabilidad y cambio climático. Sostienen que en América del Sur (al sur de los 20° Sur), existe un aumento comprobado de las precipitaciones en las últimas cuatro décadas. Esto llega hasta más del 30% en la Pampa húmeda en nuestro país.
Con respecto a la temperatura, en gran parte de nuestro territorio, hay evidencia de una tendencia creciente para el mismo período de tiempo.
Este aspecto se refleja mejor en las temperaturas mínimas: estas indican –durante los últimos 40 años-, que han disminuído las diferencias entre las temperaturas máximas y mínimas diarias en extensas regiones del país. El hecho –comprobado-, ha conducido a la directa sensación de falta de comfort aún en aquellas regiones en donde la escala de amplitud diaria en épocas estivales se manifiesta con cierta intensidad.
De igual manera –comparando estos datos con estudios de América del Norte-, se puede observar que esta influencia atmosférica no se debe sólo a la composición de los gases de efecto invernadero sino también al uso de la tierra. Por esa razón puede observarse una tendencia positiva en las temperaturas mínimas en la provincia de Buenos Aires, Sur de Santa Fe, Litoral, Formosa, La Rioja, San Luis, La Pampa, Neuquén y oeste de Santa Cruz, que pueden atribuirse a dichos cambios.
Dos punos de vista
Para Vicente R. Barros, del Centro de Investigaciones del mar y la atmósfera (CIMA), UBA- CONICET, el aspecto económico es muy importante. "Predomina –dijo recientemente- la idea de que las tasas porcentuales de crecimiento en casi todos los aspectos de la economía y la demografía son comportamientos normales y sin graves consecuencias. En realidad una tasa porcentual aproximadamente constante en el tiempo implica un crecimiento de tipo exponencial. Es decir, un crecimiento en que la variable en cuestión se duplica a intervalos de tiempo constante por lo que en algún momento se torna explosivo".
Para Mario N. Nuñez, también del CIMA, Profesor Emérito de la UBA e investigador superior del CONICET, los escenarios climáticos para mediados y fin de este siglo son alarmantes. "Con relación a los cambios esperados para la presión de superficie, el modelo climático regional proyectó un aumento de la presión a nivel del mar hacia el sur del país que, comparado con los valores acuales de la presión en superficie, indicaría un posible corrimiento del anticiclón del Atlántico hacia el sur y, en consecuencia, un desplazamiento de los vientos del sector Noroeste y Este. Esto último podría provocar un aumento de la lluvia sobre la costa patagónica, debido a un aporte húmedo desde el Atlántico".
Esto –como es de imaginarse- transformaría no sólo el paisaje sino que también acarrearía diversos cambios profundos para el resto del país.
El clima del planeta depende –en eso están totalmente seguros los científicos de hoy-, de un delicado equilibrio en la salinidad de los océanos.
Al derretirse de forma antinatural los casquetes polares, debido al efecto invernadero, este declicado equilibrio se destruiría y sus consecuencias son imprevisibles. Ni los más poderosos sistemas computarizados actuales, pueden hacer predicciones exactas. Ni las más imaginativas fantasías de Hollywood, dicen, se acercarían a la realidad de lo que estaría por suceder.
© JUAN BAZAN
Un cambio climático global, que estaría afectando a nuestro planeta, es ahora tema de debate e investigación en la comunidad científica mundial. También de preocupación en diversos sectores de la producción.
Se ha constatado –ya sin lugar a dudas-, que en los últimos cien años, la humanidad produjo y liberó a la atmósfera diversos tipos de gases a una velocidad mayor que los requeridos por los procesos naturales para procesarlos o removerlos. Los cambios globales, propiamente dichos, se han comparado con la información proveniente de estudios realizados en el hielo antártico. Estos han permitidos analizar los registros climáticos –según una de las más importantes investigaciones de los últimos tiempos-, de los últimos 160.000 años. Los datos obtenidos han permitidos observar que hay una estrecha relación ente la concentración de los llamados "gases invernadero" en la atmósfera y la temperatura global.
La situación regional
Para la Argentina el tema no ha pasado desapercibido, científicos del CONICET y de la Universidad de Buenos Aires están abocados a estudios sobre variabilidad y cambio climático. Sostienen que en América del Sur (al sur de los 20° Sur), existe un aumento comprobado de las precipitaciones en las últimas cuatro décadas. Esto llega hasta más del 30% en la Pampa húmeda en nuestro país.
Con respecto a la temperatura, en gran parte de nuestro territorio, hay evidencia de una tendencia creciente para el mismo período de tiempo.
Este aspecto se refleja mejor en las temperaturas mínimas: estas indican –durante los últimos 40 años-, que han disminuído las diferencias entre las temperaturas máximas y mínimas diarias en extensas regiones del país. El hecho –comprobado-, ha conducido a la directa sensación de falta de comfort aún en aquellas regiones en donde la escala de amplitud diaria en épocas estivales se manifiesta con cierta intensidad.
De igual manera –comparando estos datos con estudios de América del Norte-, se puede observar que esta influencia atmosférica no se debe sólo a la composición de los gases de efecto invernadero sino también al uso de la tierra. Por esa razón puede observarse una tendencia positiva en las temperaturas mínimas en la provincia de Buenos Aires, Sur de Santa Fe, Litoral, Formosa, La Rioja, San Luis, La Pampa, Neuquén y oeste de Santa Cruz, que pueden atribuirse a dichos cambios.
Dos punos de vista
Para Vicente R. Barros, del Centro de Investigaciones del mar y la atmósfera (CIMA), UBA- CONICET, el aspecto económico es muy importante. "Predomina –dijo recientemente- la idea de que las tasas porcentuales de crecimiento en casi todos los aspectos de la economía y la demografía son comportamientos normales y sin graves consecuencias. En realidad una tasa porcentual aproximadamente constante en el tiempo implica un crecimiento de tipo exponencial. Es decir, un crecimiento en que la variable en cuestión se duplica a intervalos de tiempo constante por lo que en algún momento se torna explosivo".
Para Mario N. Nuñez, también del CIMA, Profesor Emérito de la UBA e investigador superior del CONICET, los escenarios climáticos para mediados y fin de este siglo son alarmantes. "Con relación a los cambios esperados para la presión de superficie, el modelo climático regional proyectó un aumento de la presión a nivel del mar hacia el sur del país que, comparado con los valores acuales de la presión en superficie, indicaría un posible corrimiento del anticiclón del Atlántico hacia el sur y, en consecuencia, un desplazamiento de los vientos del sector Noroeste y Este. Esto último podría provocar un aumento de la lluvia sobre la costa patagónica, debido a un aporte húmedo desde el Atlántico".
Esto –como es de imaginarse- transformaría no sólo el paisaje sino que también acarrearía diversos cambios profundos para el resto del país.
El clima del planeta depende –en eso están totalmente seguros los científicos de hoy-, de un delicado equilibrio en la salinidad de los océanos.
Al derretirse de forma antinatural los casquetes polares, debido al efecto invernadero, este declicado equilibrio se destruiría y sus consecuencias son imprevisibles. Ni los más poderosos sistemas computarizados actuales, pueden hacer predicciones exactas. Ni las más imaginativas fantasías de Hollywood, dicen, se acercarían a la realidad de lo que estaría por suceder.
© JUAN BAZAN
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