De las 280 millones de hectáreas que abarca la Argentina,
el 40% (112 millones) está afectado actualmente por
graves procesos de degradación.
LES CONTAMOS: Desde 1963, en la Argentina se celebra anualmente el Día Nacional de la Conservación del Suelo, fecha instituida mediante decreto de la Presidencia de la Nación en memoria del doctor Hugh Hammond Bennet. Este investigador norteamericano había nacido el 15 de abril de 1881. Falleció el 7 de julio de 1960 y por esa extraña costumbre que tenemos de recordar más la muerte que el nacimiento de una persona, fue elegido ese día para celebrar el Día Nacional de la Conservación del Suelo. Si bien es cierto que en nuestro país hay mucha gente que ha realizado (y realiza) denodados esfuerzos para que se tome debida conciencia de la necesidad de preservar los recursos naturales, hay que decir que el doctor Bennet fue un pionero y un visionario que advirtió sobre los riesgos que corríamos. Ya en la década del ’20 del siglo pasado, el investigador mostraba su preocupación por la degradación de suelos que sufría gran parte del territorio de su país, como consecuencia de prácticas inadecuadas ejercidas por los colonos.
En el año 1928, Hugh Bennet publicaba un trabajo de investigación titulado “Soil Erosion, a National Menace” (“Erosión de Suelos, una Amenaza Nacional”, que resulta a todas luces un documento esclarecedor. Está claro que esos tiempos, no había lugar al uso intensivo de productos agroquímicos, sino que el problema principal era la erosión de los suelos.Mucho tiempo ha transcurrido, pero algunas recomendaciones del doctor Bennet siguen vigentes: “laboreo de contorno, cultivos en franjas, terrazas”, entre otras técnicas agrícolas. Algunas prácticas, como la agricultura en terrazas, ya se practicaba en sociedades como la de los Incas y los Mayas, si tomamos como referencia a América del Sur.
Volviendo a nuestro país y a los tiempos actuales, según se destaca en la página de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, “la erosión es el más grave de los procesos de degradación” y se define como “la pérdida de las capas más fértiles del suelo y, por ende, de gran parte de sus condiciones para producir”. La causa de la degradación se debe a dos factores principales: el agua (hídrica) y el viento (eólica). Por la acción de estos agentes climáticos, las capas superficiales del suelo son arrancadas de su emplazamiento original, y transportadas hasta lugares a veces muy distantes. El suelo removido no puede ser recuperado y tardará mucho tiempo en volver a formarse. “El resultado final de este proceso, son tierras improductivas cuya condición es, gran parte de los casos, poco menos que irreversible”. ( by J.B.)