11 feb 2007

CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL

Ellos y nosotros ante una disyuntiva crucial

Un cambio climático global, que estaría afectando a nuestro planeta, es ahora tema de debate e investigación en la comunidad científica mundial. También de preocupación en diversos sectores de la producción.

Se ha constatado –ya sin lugar a dudas-, que en los últimos cien años, la humanidad produjo y liberó a la atmósfera diversos tipos de gases a una velocidad mayor que los requeridos por los procesos naturales para procesarlos o removerlos. Los cambios globales, propiamente dichos, se han comparado con la información proveniente de estudios realizados en el hielo antártico. Estos han permitidos analizar los registros climáticos –según una de las más importantes investigaciones de los últimos tiempos-, de los últimos 160.000 años. Los datos obtenidos han permitidos observar que hay una estrecha relación ente la concentración de los llamados "gases invernadero" en la atmósfera y la temperatura global.

La situación regional
Para la Argentina el tema no ha pasado desapercibido, científicos del CONICET y de la Universidad de Buenos Aires están abocados a estudios sobre variabilidad y cambio climático. Sostienen que en América del Sur (al sur de los 20° Sur), existe un aumento comprobado de las precipitaciones en las últimas cuatro décadas. Esto llega hasta más del 30% en la Pampa húmeda en nuestro país.
Con respecto a la temperatura, en gran parte de nuestro territorio, hay evidencia de una tendencia creciente para el mismo período de tiempo.
Este aspecto se refleja mejor en las temperaturas mínimas: estas indican –durante los últimos 40 años-, que han disminuído las diferencias entre las temperaturas máximas y mínimas diarias en extensas regiones del país. El hecho –comprobado-, ha conducido a la directa sensación de falta de comfort aún en aquellas regiones en donde la escala de amplitud diaria en épocas estivales se manifiesta con cierta intensidad.
De igual manera –comparando estos datos con estudios de América del Norte-, se puede observar que esta influencia atmosférica no se debe sólo a la composición de los gases de efecto invernadero sino también al uso de la tierra. Por esa razón puede observarse una tendencia positiva en las temperaturas mínimas en la provincia de Buenos Aires, Sur de Santa Fe, Litoral, Formosa, La Rioja, San Luis, La Pampa, Neuquén y oeste de Santa Cruz, que pueden atribuirse a dichos cambios.

Dos punos de vista
Para Vicente R. Barros, del Centro de Investigaciones del mar y la atmósfera (CIMA), UBA- CONICET, el aspecto económico es muy importante. "Predomina –dijo recientemente- la idea de que las tasas porcentuales de crecimiento en casi todos los aspectos de la economía y la demografía son comportamientos normales y sin graves consecuencias. En realidad una tasa porcentual aproximadamente constante en el tiempo implica un crecimiento de tipo exponencial. Es decir, un crecimiento en que la variable en cuestión se duplica a intervalos de tiempo constante por lo que en algún momento se torna explosivo".
Para Mario N. Nuñez, también del CIMA, Profesor Emérito de la UBA e investigador superior del CONICET, los escenarios climáticos para mediados y fin de este siglo son alarmantes. "Con relación a los cambios esperados para la presión de superficie, el modelo climático regional proyectó un aumento de la presión a nivel del mar hacia el sur del país que, comparado con los valores acuales de la presión en superficie, indicaría un posible corrimiento del anticiclón del Atlántico hacia el sur y, en consecuencia, un desplazamiento de los vientos del sector Noroeste y Este. Esto último podría provocar un aumento de la lluvia sobre la costa patagónica, debido a un aporte húmedo desde el Atlántico".
Esto –como es de imaginarse- transformaría no sólo el paisaje sino que también acarrearía diversos cambios profundos para el resto del país.

El clima del planeta depende –en eso están totalmente seguros los científicos de hoy-, de un delicado equilibrio en la salinidad de los océanos.
Al derretirse de forma antinatural los casquetes polares, debido al efecto invernadero, este declicado equilibrio se destruiría y sus consecuencias son imprevisibles. Ni los más poderosos sistemas computarizados actuales, pueden hacer predicciones exactas. Ni las más imaginativas fantasías de Hollywood, dicen, se acercarían a la realidad de lo que estaría por suceder.

© JUAN BAZAN

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