Darío Signorini, abogado y actual presidente de FEDIBA (la Federación de Asociaciones Italianas de la Circunscripción consular de Buenos Aires), estuvo en la visita “oficial” al desmantelado monumento a Cristobal Colón que tanta polémica mediática trajo en los últimos tiempos. Queríamos saber su punto de vista sobre el hecho del jueves 4 de abril pasado y acudimos a su estudio para interiorizarnos sobre el tema.
Signorini: ¿Qué saldo dejó esta visita o reunión “oficial” al monumento desmantelado?
“Nos trajo la misma tristeza por lo que comenzamos esta causa en defensa de un monumento trascendente, porque fue donado en 1921 por la colectividad italiana. Al mismo tiempo estuvimos muy emocionado por ver en la realidad aquello que solo sabíamos por los libros. Además pùdimos ver por los contenidos del cofre de plomo, encontrar en esos objetos las muestras de amor de la colectividad italiana, hacia el país que los había acogido”.
¿Esta fue la tónica de la reunión?
“Así es. La reunión resultó en todo momento muy emotiva. Lo que hace más difícil aceptar esta situación a la que llegamos.De alguna manera la justificación de todo por lo que luchamos estaba materializado en ese cofre”.
¿Cómo fue el momento?
“Muy especial ya que 93 años después y por el estado de conservación en que se hallaban los objetos fue algo muy emocional, en especial para todos los que luchamos por la conservación de este monumento. Lo que salía a la luz en ese momento nos habla claramente de la intención de quienes armaron esa capsula de tiempo y del respeto que las autoridades deben asumir en su conservación.”
¿Se puede esperar credibilidad del accionar oficial??
“Esperamos que sí. De todas formas seguimos luchando diariamente en difundir el hecho y limar asperezas y desencuentros entre todos los protagonistas. En ese monumento está latente algo muy valioso que fue gestado por la comunidad italiana en el pasado y que ahora llega a tener un peso enorme por sus repercusiones en el presente”.
Ese día y en presencia del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli y de representantes de la colectividad italiana en la Argentina, se abrió la cápsula del tiempo, empotrada en la cripta del Monumento a Cristobal Colón, -inaugurado en 1921- que contenía diarios de la época, monedas, estampillas. Pergaminos; monedas de diversos materiales; diarios de época, argentinos e italianos; un libro sobre Colón editado en Génova; estampillas de época y hasta películas que dan testimonio de las obras y la inauguración del monumento permanecían ocultos y vieron la luz finalmente este mediodía al ser abierto el cofre de plomo empotrado en la cripta del Monumento a Colón. Un monumento que curiosamente reproduce, simbólicamente, los avatares y vaivenes políticos sufridos en vida por aquel navegante que es considerado en todos los ámbitos históricos y centíficos como una de las figuras trascendente de la humanidad. Sólo los mediocres, sacando de contextos los hechos, pueden calificar u opinar sobre una figura cuya hazaña solamente es comparable a la llegada del hombre a la Luna. Lo demás sólo son diatribas nacidas de la ignorancia o el oportunismo.