El Día de la Tierra es una celebración anual sobe el medio ambiente. ¿ Es una celebración anual que moviliza, todos los 22 de abril, a quienes se interesan por el tema del medio ambiente que compartimos. Para muchos es un momento de evaluar, de reflexionar con el entorno inmediato, aquello que podemos hacer desde lo individual y la labor de los organismos oficiales y su labor para proteger nuestro planeta. ¿Cumplimos nosotros, lo hacen ellos?
Las organizaciones promotoras del Día de la Tierra afirman que la concientización popular sobre el ambiente es parte de la conciencia nacional de cada país. La idea de proteger nuestro entorno, otrora el dominio de unos cuantos conservacionistas, se ha convertido desde un extremo hasta la corriente central del pensamiento de mucha gente. Es una recordación de origen popular, nacida en los EE.UU., que hoy es una costumbre y se festeja en muchos países del mundo.
Fue durante los años sesenta que la actitud hacia el entorno que nos rodea empezó a cambiar. En 1962, una bióloga marina llamada Rachel Carzon publicó "Primavera Silente", título que se refería a un futuro sin aves y describía en un lenguaje llano los devastadores efectos a largo plazo de los pesticidas altamente tóxicos y otros agentes químicos empleados comúnmente en la agricultura, la industria y el día a día por millones de estadounidenses. El libro sorpresivamente se ubicó entre los más vendidos en los países del norte. En 1968, los astronautas del Apollo, a su regreso del vuelo pionero orbitando de la luna, fotografiaron por vez primera el planeta Tierra en su totalidad. Esta imagen de la Tierra: pequeña, frágil, hermosa y única, rápidamente quedó impresa en la psique de millones. Ese mismo año, el Congreso de los Estados Unidos promulgó la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA), declarando una política nacional que alentaría la armonía productiva y deleitable entre el hombre y su entorno. Aquel antecedente serviría, a modo de ejemplo, para que otras naciones intentaran hacer lo suyo.
Gaylord Nelson fue por mucho tiempo conservacionista. Fue una de las personas que entendió que los métodos desarrollados para la protesta contra la guerra en Vietnam bien podían ser eficaces en otras esferas. ¿Porqué no usarla para defender el medio ambiente? Aquella idea fue el origen del Día de la Tierra. En Norteamérica Nelson tuvo una respuesta asombrosa y un gran apoyo popular. La gente participaba y el Día de la Tierra se convirtió en la primera oportunidad que jamás habían tenido para unirse en una manifestación nacional que enviara un gran mensaje a los políticos: el mensaje de que despertaran e hicieran algo. Se dice que aquellos funcionó por la respuesta espontánea y entusiasta a nivel popular. Nada igual había ocurrido antes. Si bien la organización en los centros educativos fue bastante buena, las miles de actividades en desarrolladas en las escuelas y comunidades se generaron a nivel local. "No contábamos ni con el tiempo –comenta Nelson-, ni con los recursos para organizar a los diez mil escolares y liceístas y al millar de comunidades que participaron. Simplemente se organizaron ellos mismos".
Con el tiempo el Día de la Tierra pareció desaparecer. Aun cuando continuaron las celebraciones anuales, no lograron equiparar el tamaño y entusiasmo del primer año. El Día de la Tierra se había convertido, para muchos, en una reliquia de las protestas de principios de los años setenta. Sin embargo, el destello de consciencia generado por el primer Día de la Tierra siguió creciendo.
En 1990, el Día de la Tierra se recobró. Encabezado por Denis Hayes, organizador principal del primer Día de la Tierra, el del año 1990 fue internacional, y abarcó empresas, minorías étnicas y funcionarios públicos. Más de 200 millones de personas en todo el mundo, diez veces más que en 1970, participaron en actividades que reconocían que el medio ambiente había pasado a ser, finalmente, tema de interés público y universal. El impulso global continuó en 1992 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED), celebrada en Río de Janeiro, Brasil, donde un número sin precedentes de gobiernos y ONG elaboraron documentos claves para el desarrollo sustentable de las economías ahora y en el futuro.
En 1995 se festejo el XXV Aniversario del primer Día de la Tierra y fue un momento para evaluar el progreso ambiental del último cuarto de siglo. En los países occidentales, las noticias parecían buenas: el aire y el agua eran más limpios, los bosques se expandían y muchos indicadores ambientales también iban en ascenso. Sin lugar a dudas, la combinación en ocasiones volátil de legislación, juicios entablados por las ONG, educación pública y prácticas comerciales más eficientes, había logrado un efecto notable y positivo en el estado del medio ambiente. Gaylor Nelson, primer promotor del Día de la Tierra, nos recuerda: "No olviden nunca, si quieren que una nación tome grandes decisiones sobre aspectos políticos, que el pueblo es la fuente del poder. Con él pueden hacer cualquier cosa, sin él, nada".
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