26 jun 2008

ARGENTINA, DIVINO TESORO...





Argentina, divino tesoro… Nos repiten que este país (nuestro país) está ante una oportunidad histórica y nos dicen también que está a punto de desaprovecharla, nuevamente. Con los sucesos ocurridos aquel sábado de hace poco, en Gualeguaychú, donde la Gendarmería reprimió con dureza a productores que se manifestaban en la Ruta 14, se provocó una cadena de acontecimientos tendientes al agravamiento del conflicto que lleva ya casi 106 días sin solución dada la inflexibilidad de los sectores políticos y de las partes en puja sectorial.


La crisis ya supera largamente lo que ya muy pocos interpretan como un mero reclamo por algunos puntos más en las retenciones a la exportación. Se trata, a esta altura, de una reivindicación por la dignidad de los productores, lo que en un contexto más amplio también significa luchar por el federalismo y el futuro de los pueblos del interior del país. Las entidades del campo, unidas una vez más en la defensa común de los intereses de los productores, se reunieron esa misma noche del sábado en San Pedro. Allí se estableció la realización de una nueva medida de protesta de la cero hora del domingo hasta hoy miércoles, a las 24. Al mismo tiempo, se convocó a una jornada de reflexión en el día de la fecha, donde se espera que la industria y el comercio de los pueblos del interior, acompañen el reclamo del sector que le da fuerza y vida al interior del país. Creemos –nos dicen voces que consideramos sensatas-, que llegó el momento de escuchar a las más racionales. Nadie busca desestabilizar al gobierno, pero sí queda en claro que hay que fijar con premura una política agropecuaria que le permita al país aprovechar la brillante coyuntura que ofrece hoy el mercado mundial de alimentos. Para ello, es vital que los productores sepan cuáles son las reglas de juego y que éstas se cumplan a rajatabla una vez que fueron consensuadas. Y coherencia de parte de los que tienen la obligación de gobernar para todos los argentinos.



PUBLICADO EN LA COOPERACION
( Del 18 de junio de 2008)
Nueva protesta del campo por la represión a productores


Los gravísimos sucesos ocurridos el sábado en Gualeguaychú, donde la Gendarmería reprimió con dureza a productores que se manifestaban pacíficamente en la Ruta 14, provocó un agravamiento del conflicto que lleva ya casi 100 días sin solución dada la inflexibilidad del gobierno nacional. La crisis ya supera largamente lo que ya muy pocos interpretan como un mero reclamo por algunos puntos más en las retenciones a la exportación. Se trata, a esta altura, de una reivindicación por la dignidad de los productores, lo que en un contexto más amplio también significa luchar por el federalismo y el futuro de los pueblos del interior del país.
Ya hemos dicho hasta el hartazgo (y es una verdad de Perogrullo), que si al campo le va bien, la actividad de las ciudades y poblaciones de la Argentina se manifestará con igual equivalencia.
Lo cierto es que el justo reclamo de los productores, acompañados por las fuerzas vivas de los pueblos de los que forman parte (aunque no siempre por los intendentes y legisladores sometidos a una incomprensible conducta partidaria), forma parte de esa misma reivindicación. Y en muchos casos, se trata de una carrera contra el tiempo para no quedar afuera del circuito productivo. Tal vez muchos funcionarios, mal asesorados o sólo proclives a la genuflexión que significa someterse al poder de turno, no entienden que miles de pequeños productores se están jugando su futuro y el de sus propias familias.
Por ello es que pelean con armas lícitas y pacíficas por el derecho de mantener un estilo de vida basado en el trabajo y el esfuerzo, que se ve amenazado por una voracidad fiscal ilimitada que los pone al límite de la subsistencia.
La gota que rebasó el vaso fue la actitud de la Gendarmería Nacional, que siguiendo instrucciones precisas del gobierno central y de un juez de Concepción del Uruguay, reprimió este sábado con inusual dureza a los productores que se manifestaban en la Ruta 14, cerca de la localidad entrerriana de Gualeguaychú. Pese a la insólita desmentida de algunos funcionarios (como el ministro del Interior), la presencia de los medios periodísticos en el lugar convirtió a todos los argentinos en testigos de una represión que no se veía en nuestro país desde hace mucho tiempo. Inclusive, hubo algunos periodistas que sufrieron la agresión de los gendarmes por intentar mostrarle a la sociedad lo que estaba ocurriendo en el lugar.
Cuanto menos esto marca un doble discurso, porque en situaciones similares (habituales piquetes en las calles de las principales ciudades del país y en cortes de rutas por otros motivos), las fuerzas del orden mantuvieron siempre una actitud pasiva para no agravar la situación.
Esa dicotomía se manifestó también cuando algunos funcionarios oficiales recibieron a un sector de los transportistas de carga, aceptando el diálogo pese a que numerosas veces se ha dicho que el gobierno "no negocia bajo presión".
Los sucesos del último sábado produjeron una reacción generalizada que marcó otro error de cálculo de las autoridades. La gente salió a las calles en la provincia de Entre Ríos para defender a los productores detenidos, mientras en todas las rutas del país se intensificaba la presencia de hombres de campo, comerciantes, trabajadores en general y familias enteras, para mostrar que la represión no es el mejor camino para encontrar una salida al conflicto, como lo esperamos todos los argentinos.
Las entidades del campo, unidas una vez más en la defensa común de los intereses de los productores, se reunieron esa misma noche del sábado en San Pedro. Allí se estableció la realización de una nueva medida de protesta de la cero hora del domingo hasta hoy miércoles, a las 24. Al mismo tiempo, se convocó a una jornada de protesta en el día de la fecha, donde se espera que la industria y el comercio de los pueblos del interior, acompañen el reclamo del sector que le da fuerza y vida al interior del país.
Durante este período, la Mesa de Enlace especificó que no se permitiría desde la medianoche la circulación de vehículos que transportasen granos destinados a exportación, salvo lácteos y productos perecederos como frutas y verduras. Para ese momento, cuando ya se había escuchado la conferencia de prensa de los ministros Alberto y Aníbal Fernández (que sonó a más de lo mismo), los dirigentes detenidos habían sido liberados y regresaban a la Ruta 14. Las fuerzas del orden, quizás obedeciendo órdenes desde Buenos Aires, se habían replegado unas horas atrás para evitar males mayores.
La jornada culminó de la peor manera, con un renovado escenario de confrontación surgido de otra decisión equivocada del gobierno. La represión mereció la crítica generalizada de la población (volvieron los cacerolazos en Buenos Aires), de políticos opositores y aún de dirigentes del propio partido de gobierno, que ven con preocupación cómo se disgrega la sociedad argentina por un conflicto que debe ser solucionado ahora mismo. Cuanto menos inoportuna fue la convocatoria a una marcha oficialista en la Plaza de Mayo, en lugar de poner paños fríos a la coyuntura.
Hoy más que nunca, resulta imprescindible que exista un gesto oficial tendiente a reencauzar las cosas. Ya se ha perdido mucho, de un lado y del otro, demasiado para un país que necesita recuperarse definitivamente de crisis pasadas. El absoluto desprecio del gobierno a la doble convocatoria del Defensor del Pueblo la semana pasada, está mostrando a las claras quién tiene una verdadera vocación de diálogo y quién no. Por eso sonaron estentóreas las declaraciones del gobernador santafesino este fin de semana. Hermes Binner, un hombre poco afecto a generar declaraciones polémicas, señaló que "ésta forma de gobernar está llegando a su fin". Y el vicepresidente, Julio Cobos, pidió en una carta pública la reanudación del diálogo y que actúe el Congrego de inmediato.
Creemos que llegó el momento de escuchar a las voces más racionales. Nadie busca desestabilizar al gobierno, pero sí queda en claro que hay que fijar con premura una política agropecuaria que le permita al país aprovechar la brillante coyuntura que ofrece hoy el mercado mundial de alimentos. Para ello es vital que los productores sepan cuáles son las reglas de juego y que éstas se cumplan a rajatabla una vez que fueron consensuadas. Y coherencia de parte de los que tienen la obligación de gobernar para todos los argentinos.

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