Juran sobre los evangelios, que prohiben y condenan el juramento
Especial para Agora21 por Víctor O. GARCIA COSTA
Durante la última Reforma Constitucional reapareció entre nosotros la "cuestión religiosa", aunque sin la virulencia de principios del siglo pasado cuando se debatió el proyecto del diputado Carlos Olivera sobre el divorcio. Por un lado, los que consideraron que las enunciaciones del Preámbulo y de los artículos 2, 76 y 80 de la Constitución Nacional, en esta cuestión, respondían a problemáticas y tiempos históricos distintos y, por otro lado, los que convencidos de la inmutabilidad del dogma religioso se manifestaron preocupados por la posibilidad de su supresión o modificación. La cuestión persiste en otros temas.
En una población mayoritariamente creyente y/o profesante de los diversos cultos y sectas reconocidas y no reconocidos, siempre pareció normal, en esta materia, que quienes se manifestaban dispuestos a defender los derechos de las minorías: indígenas, discapacitados, homosexuales, etc., no tuvieran en consideración los derechos de otra minoría: la de los no creyentes, agnósticos, ateos o como se los quiera llamar.
Si bien es cierto que la pertenencia a la religión que requería el artículo 76 de la Constitución Nacional se operaba por la ceremonia del bautismo, que normalmente sé realiza imperativamente a los pocos días de nacer, sin posibilidad de resistencia del bautizado, no lo era menos que esa norma constitucional proscribía strictus sensus a quienes no pertenecían a ella y latus sensus podía proscribir a quienes, perteneciendo o no a ella en términos de bautismo, no la profesaban o no estaban dispuestos a violentar sus no creencias religiosas con un juramento religioso y tampoco estaban dispuestos a mentir jurando.
La Iglesia Católica planteó su deseo en el sentido que la Reforma no excluyera el juramento por Dios, independientemente de la religión del que jura. Fue un paso muy importante, pero que no resolvió el caso de los que no tienen ninguna creencia religiosa.
La ocasión es propicia para señalar que distintas normativas, empezando por la propia Constitución Nacional, han tenido y tienen diversas formas de juramento. La Constitución Nacional hasta la reciente reforma tenía 3 formas básicas, una para cada uno de los poderes del gobierno: las de los artículos 59, 80 y 97.
En el artículo 59 se establecía que ’’Los Senadores y Diputados prestarán... juramento de desempeñar debidamente el cargo y de obrar en todo en conformidad a lo que prescribe esta Constitución’’. Las fórmulas específicas de ese juramento fueron derivadas a los Reglamentos de los Cuerpos que, desde 1904 -juramento laico de Alfredo L. Palacios-, agregaron una fórmula con exclusión de Dios y de los Santos Evangelios.
El artículo 80 establecía una única fórmula de juramento que decía: Al tomar posesión de su cargo el Presidente y Vicepresidente prestarán juramento... en los términos siguientes: «Yo, N.N., juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios...
El artículo 97, relativo a los miembros del Poder Judicial decía que ’’... prestarán juramento... de desempeñar sus obligaciones, administrando justicia bien y legalmente, y en conformidad a lo que prescribe la Constitución’’. El Reglamento para la Justicia Nacional dado por la Corte Suprema en su Acordada del 17-12-1952, modificado por Acordada del 22-08-1966, estableció en el artículo 13 una fórmula de juramento para los jueces y funcionarios judiciales: ¿Juráis por Dios Nuestro Señor y por la Patria, sobre estos Santos Evangelios?
Al asumir el presidente provisional Alberto Rodríguez Saa y sus ministros, y luego el presidente provisional Eduardo Duhalde y sus ministros, el juramento fue practicamente unánime: ’’Por Dios, por la Patria y sobre estos Santos Evangelios’’.
Curiosamente, los Santos Evangelios sobre los cuales se juró y se sigue jurando en el ámbito nacional, provincial y municipal prohíben expresamente el juramento. Siguiendo a Isaías 66.1 y Salmos 48.2, en el Evangelio de San Mateo, dice Jesús: ’’Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos’’ 5.33. ’’Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios’’ 5.34. ’’ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey’’ 5.35. ’’Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello’’ 5.36. ’’Pero sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede’’ 5.37.
Por su parte, el apóstol Santiago, en su Epístola Universal dice: ’’Pero sobre todo, hermanos míos, no juren, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación 5.12.
En ocasión del juramento de una jueza del Registro Civil, amiga del que esto escribe, finalizada la ceremonia, nos acercamos al funcionario y al escribano que habían tomado el juramento y les preguntamos si sabían que los Evangelios sobre los que se había jurado y que en hermosa encuadernación azul celeste se encontraban sobre la mesa, prohibían el juramento, lo que despertó su asombro cargado de incredulidad. Les pedimos que nos permitieran tomar el libro, buscamos el Sermón del Monte o de la Montaña y les leímos las palabras que San Mateo pone en boca de Jesús, lo que los dejó estupefactos, al punto que nos pidieron que les marcara la página lo que hicimos colocando una tirita de papel. Suele ser norma y así ocurre en las Universidades Nacionales que a los que no juran por y sobre los Evangelios los dejan para el final, al punto que juran casi en privado.
No es ésta la ocasión para analizar en detalle los orígenes del juramento que no son, precisamente, religiosos, sus razones o sentido y cómo y por qué se ha incorporado a la normativa de nuestro país. Lo evidente, es que los Evangelios prohíben expresamente el juramento por lo que, insistir en jurar por y sobre ellos, mucho más para quienes profesan el culto católico apostólico romano, es una tergiversación histórica y una alteración de la voluntad y del pensamiento de Jesús que los propios Evangelios hacen caer en condenación. Se nos dirá que San Pablo admite el juramento dirimente, como "fin de toda controversia" 6.16, pero ello es la excepción y entra en franca e inadmisible contradicción con las afirmaciones de San Mateo y del apóstol Santiago. Por otra parte, San Pablo no fue discípulo de Jesús.
Y así andan por la vida, presidentes, ministros, diputados, senadores, ediles, jueces y funcionarios haciendo muchas cosas que no se pueden ni se deben hacer, entre ellas jurar por y sobre los Evangelios que prohíben hacerlo, lo que puede implicar una doble mentira: por un lado jurar por lo que no se puede jurar y, por otro lado, jurar por lo que dicen que van a hacer sabiendo que no lo van a hacer. Hemos sido los primeros en plantear en nuestro país esta flagrante contradicción, ya hace muchos años. Pero todos se hacen los ’’sotas’’, que es lo mismo que jurar por lo que no se puede jurar y hacer lo que no pueden ni deben hacer.
"Propongo un Ágora (un espacio inventado por los antiguos griegos),quizas como una mesa de cafe, para comentar temas y noticias. Apuntes personales para aquellos que generosamente visitan este blog".
29 ago 2006
23 ago 2006
EL ANALISIS DE LA HISTORIA ARGENTINA
Ferrocariles, puertos y economía.
(Por Juan Carlos Nicolau, especial para Agora XXI)
Decía Esteban Echeverría: "La edad de oro de nuestro país no está en el pasado, sino en el porvenir; y la cuestión para los hombres de la época, no es buscar lo que ha sido, sino lo que será por medio del conocimiento de lo que ha sido".
La historia argentina es rica en análisis y propuestas acerca de nuestros problemas políticos y socio-económicos, sin embargo deberíamos dejar a un lado las disquisiciones teóricas para pasar a la acción en aquellos problemas concretos que afectan el vivir de nuestros habitantes. Sobre este aspecto insistía el ingeniero Ricardo M. Ortiz (1) que se destacó por contribuir con sus estudios técnicos e históricos a poner de relieve las estructuras económicas y sociales de la Argentina para lograr el progreso en general y en particular, de las clases sociales menos pudientes.
Ortiz inició el estudio de problemas específicos de carácter eminentemente técnicos, cuya vinculación con la economía no puede ser soslayada, en particular, los referidos a las vías de comunicación y transporte, los ferrocarriles y puertos, debido a su importancia en un país de las características geográficas argentinas, de amplia extensión y un espacio marítimo y fluvial significativo.
Es bien conocido, por los especialistas en vías de comunicación, que el transporte de cargas y pasajeros más económico es el que se efectúa por los ríos y los mares, salvo casos muy especiales; luego le sigue el realizado por ferrocarril y en último término, por el tránsito carretero, este último el más costoso para largas distancias. De aquí que nuestro país presenta condiciones excepcionales para el transporte ferroviario, en un terreno sin mayores obstáculos geográficos como montañas u otros accidentes naturales y por un litoral marítimo extenso, limitado para el transporte, por la ausencia de puertos naturales.
Los argentinos desaprovechamos las ventajas que nos ofrece la naturaleza de nuestro territorio y debido a políticas funestas aplicadas en las últimas décadas dependemos para trasladar pasajeros y cargas del transporte automotor, el más anti-económico debido al alta costo del mantenimiento de las rutas viales y de los combustible, mientras el volumen y el peso factible de ser transportado es reducido comparado con el ferroviario.
Los primeros estudios del ingeniero Ortiz se vinculan precisamente con "El puerto de Bahía Blanca" (1941) y poco después encara "El problema técnico y económico del puerto de Quequén" (1943) y en ese mismo año publica "El valor económico de los puertos argentinos". Poco más tarde estudia "La economía marplatense en relación con su puerto" (1948) y sigue a continuación escribiendo sobre "Problemas económicos de la Patagonia" (1945) y una "Memoria sobre el río Santa Cruz"" (1948).
En el estudio de las características técnicas de estos puertos se pone de manifiesto sus ventajas y problemas relacionados con su utilización para el transporte de cargas y la comunicación a lo largo del litoral marítimo bonaerense y, luego de detenerse en las mejoras que deberían efectuarse en los mismos, Ortiz comenta en particular las circunstancias económicas de su operación y la necesidad de corregir las distorsiones emergentes del incorrecto trazado de las vías ferroviarias que conducen a esos lugares de embarque las exportaciones del país. Señala al respecto que ése ha sido pensado para otorgar preferencia al ferrocarril y a un centro premeditado, Buenos Aires, con el consiguiente encarecimiento de los fletes favoreciendo la rentabilidad ferroviaria, en lugar de proceder a efectuar en esos puertos, los embarques de las producciones de su zona de influencia.
El segundo tema principal relacionado con las vías de comunicación se vincula con los problemas ferroviarios, asi en 1946 en primera edición, publica "El ferrocarril en la economía argentina" y años más tarde, en 1952, "Régimen de transportes".
"El ferrocarril en la economía argentina" (2) es un trabajo donde, al término de la vigencia de la denominada ley Mitre, reguladora de la construcción de las líneas ferroviarias propiedad de los capitales británicos, Ortiz analiza el futuro de tan importante medio de comunicación y se refiere a éste, afirmando: "el ferrocarril no es en la Argentina un mero instrumento de transporte, ni el vehículo del progreso, ni siquiera una actividad industrial preponderante: es toda la Argentina."
La concesión ferroviaria otorgada a los capitales británicos, por la ley 5315, vencía el 31 de diciembre de 1946, por consiguiente este hecho planteaba la necesidad de adoptar medidas para mantener este servicio vital, para la economía del país, procediendo a su reorganización para afrontar los nuevos problemas económicos surgidos luego de la finalización de la segunda guerra mundial.
Ortiz, luego de una referencia somera a los antecedentes históricos del trazado de la red ferroviaria nacional, dibujada para servir a la exportación de las producciones agropecuarias, nos dice que "en líneas (ferroviarias) cuyo recorrido permite constantemente tener los ríos a la vista, el trigo, el maíz y el vacuno cosechados y criado frente mismo a las zonas portuarias" éste era derivado absurdamente a un centro de concentración ubicado en la ciudad de Buenos Aires. Ésta anómala situación debía ser estudiada procurando medidas que permitieran solucionar las distorsiones de un trazado de rieles destinado a favorecer los intereses agrícola-ganaderos exportadores.
Señala que la declinación de la superficie sembrada en el último cuarto de siglo (1920-1945) con cereales y lino y el número de vacunos sacrificados para exportar fue acompañada por una falta de incremento de la extensión ferroviaria de propiedad privada, es decir en otras palabras que no se realizaron inversiones destinadas a mejorar ese medio de comunicación. Los únicos ramales ferroviarios construidos en esa época fueron realizados mediante las inversiones realizadas por Ferrocarriles del Estado, en el sur la Patagonia y en el norte, la línea que une la ciudad de Salta con Antofagasta (Chile) por el paso de Huaytiquina.
Por tal motivo, sabiamente, Ortiz apunta que "el ferrocarril no ha penetrado en el país" sino a buscar carne y cereales, mientras la nación "ha permanecido impasible" sin preocuparse del desarrollo de otras regiones, cuyas producciones han permanecido alejadas de una red ferroviaria cuyo vértice era la capital de la República. Con conocimiento de los hechos, agrega, esta realidad económica, "dividió al país en dos sectores: el uno no comía pan porque no sembraba trigo y el otro, que tampoco lo comía, aún cuando lo sembraba".
En su opinión, frente al vencimiento de la concesión, la Nación debía hacerse cargo de los ferrocarriles para adaptarlos a las necesidades del desarrollo económico del país, sin la formación de una compañía mixta, solución finalmente adoptada por el gobierno nacional. Ésta se mantuvo durante un breve lapso desde el 17 de septiembre de 1946 al 13 de febrero de 1947.
Ortiz establece una diferencia entre la nacionalización pura y simple y la estatización, siendo partidario de la primera alternativa, pues sostiene que "Será necesario iniciar la que conduzca a la auténtica nacionalización, es decir, que se facilite poner a los ferrocarriles al servicio de la Nación y bajo el patrocinio de la Nación".
En la segunda edición del libro Ortiz agregó dos capítulos, destinados a efectuar una crítica de las medidas adoptadas por el gobierno nacional para la adquisición de los ferrocarriles y a un análisis de los procedimientos que debían ser puestos en práctica para poner la empresa en condiciones de afrontar sus problemas fundamentales de esa época, tales como la obsolescencia de su estructura y material rodante, la disminución del tonelaje de cargas, la imprescindible necesidad de complementar el transporte ferroviario con el automotor y su integración en una economía destinada a descentralizar la economía del país y por consiguiente, lograr su expansión en la cobertura del territorio nacional, mejorar su servicio y su rentabilidad económica y financiera.
Añade agudamente que, la sola nacionalización de un servicio público, aún tratándose del ferroviario, "no constituye en sí una medida revolucionaria". El carácter progresista de tal medida lo otorgará "la clase social que ha de utilizar el nuevo recurso puesto en sus manos".
El partido político en el gobierno nacional, en ese momento, si bien contaba con el apoyo de la mayoría de los trabajadores obedecía en los hechos a una ideología pequeño-burguesa de conciliación de las clases sociales, pues, en ningún momento pretendió afectar los intereses económicos de los terratenientes y los productores agrícola-ganaderos.
Por consiguiente, la etapa de industrialización iniciada en el país como consecuencia de la crisis mundial del año 30 que afectó la economía nacional, acentuada durante la segunda guerra mundial por la imposibilidad de realizar importaciones de bienes manufacturados extranjeros, no fue profundizada por una política que otorgara apoyo al desarrollo de una industria semi-pesada y pesada que permitiera transformar la estructura económica del país, reducido a ser productor de bienes agrícolas y ganaderos. Esa política requería, obviamente, una transformación de la estructura ferroviaria.
Dejando a un lado los aspectos negativos de la negociación de la compra de los ferrocarriles de capital británico realizada mediante el pago de estos, con las libras esterlinas acumuladas por la Argentina durante la guerra mundial en Londres y las especulaciones de otra posible guerra mundial, Ortiz concluye opinando que: "La burguesía nacional que estaba en el gobierno en el instante de la transferencia, los industriales de la manufactura liviana, los ganaderos y los terratenientes del litoral, no tenían otra visión del país que excediese los límites del gran Buenos Aires".
En consecuencia, no hubo intentos orientados a formular políticas económicas tendientes a encauzar el país hacia una descentralización que contribuyera a su unidad y crecimiento sostenido, vinculando entre sí las diversas regiones que lo integran.
Para ilustrar mejor el pensamiento del ingeniero Ortiz es preciso señalar que, éste, no estaba reducido a sólo un enfoque economicista, pues en las páginas finales de su libro sostiene que "ni las industrias agropecuarias ni la industria manufacturera constituyen un fin en sí, ellas tienen por objeto satisfacer las necesidades nacionales antes que ser motivo de ganancia".
Han transcurrido varias décadas desde que los ferrocarriles argentinos fueron nacionalizados y en éste nuestro presente, han sido parcialmente otorgados en concesión privada en algunos sectores suburbanos, mientras la red ferroviaria nacional ha sido desmantelada hasta su casi total desaparición. El servicio que prestan los actuales concesionarios de las líneas ferroviarias es calamitoso, a pesar de disfrutar de suculentas subvenciones.
En un territorio como el argentino de condiciones ideales para el transporte ferroviario, por sus características de llanura y escasos obstáculos naturales, prácticamente se ha eliminado este medio de comunicación para pasajeros y cargas. Este hecho es demencial, sólo la ignorancia y la corrupción de un anterior gobierno nacional nefasto pudo llevar a la población argentina a sufrir semejante despojo. En condiciones menos favorables los ferrocarriles europeos muestran las ventajas que este transporte ofrece en distancias no superiores a los 400 kilómetros cuando la densidad de pasajeros lo justifica y en cuanto a las cargas, en un territorio extenso como el de los Estados Unidos de Norteamérica es el principal sistema, más rápido y económico.
Nuestro país necesita imprescindiblemente un plan ferroviario que no sólo revitalice la antigua red de rieles, teniendo en cuenta algunas de las recomendaciones que realizó el ingeniero Ortiz, aplique los adelantos técnicos que se han logrado en este tipo de transporte, y lo combine con la utilización del automotor en distancias cortas, complementando el ferroviario. El nuevo trazado debería servir a la unión de las distintas regiones del país, eliminando el aislacionismo en que viven provincias y localidades sin vinculo entre sí, suprimiendo el famoso "embudo" que constituye la ciudad de Buenos Aires. Ésta por otra parte, perderá su condición de puerto marítimo dentro de pocas décadas por la acumulación del limo en suspensión que arrastran los ríos Paraná y Uruguay y se depositan en el estuario del Río de Plata obligando para permitir su acceso, al dragado permanente de canales.
Es el momento de mirar hacia las provincias del interior para desarrollar las economías regionales e incrementar la población de las mismas luchando contra el desierto, como proclamaba "un provinciano en Buenos Aires y porteño, en las provincias". Para Ortiz la idea de "descentralizar no consiste en disgregar los grandes centros aun suponiendo que semejante tarea fuese posible, sino en llevar los beneficios de las ciudades a las aldeas y en definitiva al campo"
Hoy, más que nunca, en un mundo donde la palabra "globalización" parece constituir la llave de la felicidad de los pueblos, olvidando que todo es permanentemente contradictorio, conviene recordar las palabras que escribiera Mariano Moreno: "Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos, y no deben fiar sino de si mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo enhorabuena…pero miremos sus consejos con la mayor reserva, y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y abalorios." (2)
La Argentina, sin dejar de integrarse al resto de los países extranjeros y en particular a aquellos que son sus vecinos, debe poner énfasis en la formulación de un plan ferroviario a mediano y largo plazo, dejando de lado las soluciones puntuales, que constituya una herramienta maestra para su desarrollo económico, desde luego sin recurrir a un simple criterio de rentabilidad financiera y económica, que en determinadas circunstancias podrá alcanzarse (densidad de cargas, cantidad de pasajeros, trazado de la línea, etc.). Un proyecto de esas características le permitiría al país lograr recuperar las condiciones de desarrollo y progreso que, en general, tuvo para beneficio de sus habitantes, en las primeras décadas del siglo XX. Una nueva diagramación de la estructura ferroviaria traería la postergada y ansiada integración regional.
Las palabras de Esteban Echeverría, escritas en 1847, serían realidad, alcanzar esa "edad de oro", ciertamente no es una utopía en nuestro país, pues tiene todas las condiciones para lograrla, en la medida que se aúnen voluntades políticas y sociales con ese propósito.
Juan Carlos Nicolau - Agosto 2006.
1 - Ricardo M. Ortiz (1892-1960) se graduó de ingeniero civil en la UNBA en 1918, se desempeño en el Ministerio de obras Públicas y fue Rector de la Universidad de Bahía Blanca en 1948.
2 - Mariano Moreno – (1961) Escritos políticos y económicos. Ed. Ocesa. p. 202.
(Por Juan Carlos Nicolau, especial para Agora XXI)
Decía Esteban Echeverría: "La edad de oro de nuestro país no está en el pasado, sino en el porvenir; y la cuestión para los hombres de la época, no es buscar lo que ha sido, sino lo que será por medio del conocimiento de lo que ha sido".
La historia argentina es rica en análisis y propuestas acerca de nuestros problemas políticos y socio-económicos, sin embargo deberíamos dejar a un lado las disquisiciones teóricas para pasar a la acción en aquellos problemas concretos que afectan el vivir de nuestros habitantes. Sobre este aspecto insistía el ingeniero Ricardo M. Ortiz (1) que se destacó por contribuir con sus estudios técnicos e históricos a poner de relieve las estructuras económicas y sociales de la Argentina para lograr el progreso en general y en particular, de las clases sociales menos pudientes.
Ortiz inició el estudio de problemas específicos de carácter eminentemente técnicos, cuya vinculación con la economía no puede ser soslayada, en particular, los referidos a las vías de comunicación y transporte, los ferrocarriles y puertos, debido a su importancia en un país de las características geográficas argentinas, de amplia extensión y un espacio marítimo y fluvial significativo.
Es bien conocido, por los especialistas en vías de comunicación, que el transporte de cargas y pasajeros más económico es el que se efectúa por los ríos y los mares, salvo casos muy especiales; luego le sigue el realizado por ferrocarril y en último término, por el tránsito carretero, este último el más costoso para largas distancias. De aquí que nuestro país presenta condiciones excepcionales para el transporte ferroviario, en un terreno sin mayores obstáculos geográficos como montañas u otros accidentes naturales y por un litoral marítimo extenso, limitado para el transporte, por la ausencia de puertos naturales.
Los argentinos desaprovechamos las ventajas que nos ofrece la naturaleza de nuestro territorio y debido a políticas funestas aplicadas en las últimas décadas dependemos para trasladar pasajeros y cargas del transporte automotor, el más anti-económico debido al alta costo del mantenimiento de las rutas viales y de los combustible, mientras el volumen y el peso factible de ser transportado es reducido comparado con el ferroviario.
Los primeros estudios del ingeniero Ortiz se vinculan precisamente con "El puerto de Bahía Blanca" (1941) y poco después encara "El problema técnico y económico del puerto de Quequén" (1943) y en ese mismo año publica "El valor económico de los puertos argentinos". Poco más tarde estudia "La economía marplatense en relación con su puerto" (1948) y sigue a continuación escribiendo sobre "Problemas económicos de la Patagonia" (1945) y una "Memoria sobre el río Santa Cruz"" (1948).
En el estudio de las características técnicas de estos puertos se pone de manifiesto sus ventajas y problemas relacionados con su utilización para el transporte de cargas y la comunicación a lo largo del litoral marítimo bonaerense y, luego de detenerse en las mejoras que deberían efectuarse en los mismos, Ortiz comenta en particular las circunstancias económicas de su operación y la necesidad de corregir las distorsiones emergentes del incorrecto trazado de las vías ferroviarias que conducen a esos lugares de embarque las exportaciones del país. Señala al respecto que ése ha sido pensado para otorgar preferencia al ferrocarril y a un centro premeditado, Buenos Aires, con el consiguiente encarecimiento de los fletes favoreciendo la rentabilidad ferroviaria, en lugar de proceder a efectuar en esos puertos, los embarques de las producciones de su zona de influencia.
El segundo tema principal relacionado con las vías de comunicación se vincula con los problemas ferroviarios, asi en 1946 en primera edición, publica "El ferrocarril en la economía argentina" y años más tarde, en 1952, "Régimen de transportes".
"El ferrocarril en la economía argentina" (2) es un trabajo donde, al término de la vigencia de la denominada ley Mitre, reguladora de la construcción de las líneas ferroviarias propiedad de los capitales británicos, Ortiz analiza el futuro de tan importante medio de comunicación y se refiere a éste, afirmando: "el ferrocarril no es en la Argentina un mero instrumento de transporte, ni el vehículo del progreso, ni siquiera una actividad industrial preponderante: es toda la Argentina."
La concesión ferroviaria otorgada a los capitales británicos, por la ley 5315, vencía el 31 de diciembre de 1946, por consiguiente este hecho planteaba la necesidad de adoptar medidas para mantener este servicio vital, para la economía del país, procediendo a su reorganización para afrontar los nuevos problemas económicos surgidos luego de la finalización de la segunda guerra mundial.
Ortiz, luego de una referencia somera a los antecedentes históricos del trazado de la red ferroviaria nacional, dibujada para servir a la exportación de las producciones agropecuarias, nos dice que "en líneas (ferroviarias) cuyo recorrido permite constantemente tener los ríos a la vista, el trigo, el maíz y el vacuno cosechados y criado frente mismo a las zonas portuarias" éste era derivado absurdamente a un centro de concentración ubicado en la ciudad de Buenos Aires. Ésta anómala situación debía ser estudiada procurando medidas que permitieran solucionar las distorsiones de un trazado de rieles destinado a favorecer los intereses agrícola-ganaderos exportadores.
Señala que la declinación de la superficie sembrada en el último cuarto de siglo (1920-1945) con cereales y lino y el número de vacunos sacrificados para exportar fue acompañada por una falta de incremento de la extensión ferroviaria de propiedad privada, es decir en otras palabras que no se realizaron inversiones destinadas a mejorar ese medio de comunicación. Los únicos ramales ferroviarios construidos en esa época fueron realizados mediante las inversiones realizadas por Ferrocarriles del Estado, en el sur la Patagonia y en el norte, la línea que une la ciudad de Salta con Antofagasta (Chile) por el paso de Huaytiquina.
Por tal motivo, sabiamente, Ortiz apunta que "el ferrocarril no ha penetrado en el país" sino a buscar carne y cereales, mientras la nación "ha permanecido impasible" sin preocuparse del desarrollo de otras regiones, cuyas producciones han permanecido alejadas de una red ferroviaria cuyo vértice era la capital de la República. Con conocimiento de los hechos, agrega, esta realidad económica, "dividió al país en dos sectores: el uno no comía pan porque no sembraba trigo y el otro, que tampoco lo comía, aún cuando lo sembraba".
En su opinión, frente al vencimiento de la concesión, la Nación debía hacerse cargo de los ferrocarriles para adaptarlos a las necesidades del desarrollo económico del país, sin la formación de una compañía mixta, solución finalmente adoptada por el gobierno nacional. Ésta se mantuvo durante un breve lapso desde el 17 de septiembre de 1946 al 13 de febrero de 1947.
Ortiz establece una diferencia entre la nacionalización pura y simple y la estatización, siendo partidario de la primera alternativa, pues sostiene que "Será necesario iniciar la que conduzca a la auténtica nacionalización, es decir, que se facilite poner a los ferrocarriles al servicio de la Nación y bajo el patrocinio de la Nación".
En la segunda edición del libro Ortiz agregó dos capítulos, destinados a efectuar una crítica de las medidas adoptadas por el gobierno nacional para la adquisición de los ferrocarriles y a un análisis de los procedimientos que debían ser puestos en práctica para poner la empresa en condiciones de afrontar sus problemas fundamentales de esa época, tales como la obsolescencia de su estructura y material rodante, la disminución del tonelaje de cargas, la imprescindible necesidad de complementar el transporte ferroviario con el automotor y su integración en una economía destinada a descentralizar la economía del país y por consiguiente, lograr su expansión en la cobertura del territorio nacional, mejorar su servicio y su rentabilidad económica y financiera.
Añade agudamente que, la sola nacionalización de un servicio público, aún tratándose del ferroviario, "no constituye en sí una medida revolucionaria". El carácter progresista de tal medida lo otorgará "la clase social que ha de utilizar el nuevo recurso puesto en sus manos".
El partido político en el gobierno nacional, en ese momento, si bien contaba con el apoyo de la mayoría de los trabajadores obedecía en los hechos a una ideología pequeño-burguesa de conciliación de las clases sociales, pues, en ningún momento pretendió afectar los intereses económicos de los terratenientes y los productores agrícola-ganaderos.
Por consiguiente, la etapa de industrialización iniciada en el país como consecuencia de la crisis mundial del año 30 que afectó la economía nacional, acentuada durante la segunda guerra mundial por la imposibilidad de realizar importaciones de bienes manufacturados extranjeros, no fue profundizada por una política que otorgara apoyo al desarrollo de una industria semi-pesada y pesada que permitiera transformar la estructura económica del país, reducido a ser productor de bienes agrícolas y ganaderos. Esa política requería, obviamente, una transformación de la estructura ferroviaria.
Dejando a un lado los aspectos negativos de la negociación de la compra de los ferrocarriles de capital británico realizada mediante el pago de estos, con las libras esterlinas acumuladas por la Argentina durante la guerra mundial en Londres y las especulaciones de otra posible guerra mundial, Ortiz concluye opinando que: "La burguesía nacional que estaba en el gobierno en el instante de la transferencia, los industriales de la manufactura liviana, los ganaderos y los terratenientes del litoral, no tenían otra visión del país que excediese los límites del gran Buenos Aires".
En consecuencia, no hubo intentos orientados a formular políticas económicas tendientes a encauzar el país hacia una descentralización que contribuyera a su unidad y crecimiento sostenido, vinculando entre sí las diversas regiones que lo integran.
Para ilustrar mejor el pensamiento del ingeniero Ortiz es preciso señalar que, éste, no estaba reducido a sólo un enfoque economicista, pues en las páginas finales de su libro sostiene que "ni las industrias agropecuarias ni la industria manufacturera constituyen un fin en sí, ellas tienen por objeto satisfacer las necesidades nacionales antes que ser motivo de ganancia".
Han transcurrido varias décadas desde que los ferrocarriles argentinos fueron nacionalizados y en éste nuestro presente, han sido parcialmente otorgados en concesión privada en algunos sectores suburbanos, mientras la red ferroviaria nacional ha sido desmantelada hasta su casi total desaparición. El servicio que prestan los actuales concesionarios de las líneas ferroviarias es calamitoso, a pesar de disfrutar de suculentas subvenciones.
En un territorio como el argentino de condiciones ideales para el transporte ferroviario, por sus características de llanura y escasos obstáculos naturales, prácticamente se ha eliminado este medio de comunicación para pasajeros y cargas. Este hecho es demencial, sólo la ignorancia y la corrupción de un anterior gobierno nacional nefasto pudo llevar a la población argentina a sufrir semejante despojo. En condiciones menos favorables los ferrocarriles europeos muestran las ventajas que este transporte ofrece en distancias no superiores a los 400 kilómetros cuando la densidad de pasajeros lo justifica y en cuanto a las cargas, en un territorio extenso como el de los Estados Unidos de Norteamérica es el principal sistema, más rápido y económico.
Nuestro país necesita imprescindiblemente un plan ferroviario que no sólo revitalice la antigua red de rieles, teniendo en cuenta algunas de las recomendaciones que realizó el ingeniero Ortiz, aplique los adelantos técnicos que se han logrado en este tipo de transporte, y lo combine con la utilización del automotor en distancias cortas, complementando el ferroviario. El nuevo trazado debería servir a la unión de las distintas regiones del país, eliminando el aislacionismo en que viven provincias y localidades sin vinculo entre sí, suprimiendo el famoso "embudo" que constituye la ciudad de Buenos Aires. Ésta por otra parte, perderá su condición de puerto marítimo dentro de pocas décadas por la acumulación del limo en suspensión que arrastran los ríos Paraná y Uruguay y se depositan en el estuario del Río de Plata obligando para permitir su acceso, al dragado permanente de canales.
Es el momento de mirar hacia las provincias del interior para desarrollar las economías regionales e incrementar la población de las mismas luchando contra el desierto, como proclamaba "un provinciano en Buenos Aires y porteño, en las provincias". Para Ortiz la idea de "descentralizar no consiste en disgregar los grandes centros aun suponiendo que semejante tarea fuese posible, sino en llevar los beneficios de las ciudades a las aldeas y en definitiva al campo"
Hoy, más que nunca, en un mundo donde la palabra "globalización" parece constituir la llave de la felicidad de los pueblos, olvidando que todo es permanentemente contradictorio, conviene recordar las palabras que escribiera Mariano Moreno: "Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos, y no deben fiar sino de si mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo enhorabuena…pero miremos sus consejos con la mayor reserva, y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y abalorios." (2)
La Argentina, sin dejar de integrarse al resto de los países extranjeros y en particular a aquellos que son sus vecinos, debe poner énfasis en la formulación de un plan ferroviario a mediano y largo plazo, dejando de lado las soluciones puntuales, que constituya una herramienta maestra para su desarrollo económico, desde luego sin recurrir a un simple criterio de rentabilidad financiera y económica, que en determinadas circunstancias podrá alcanzarse (densidad de cargas, cantidad de pasajeros, trazado de la línea, etc.). Un proyecto de esas características le permitiría al país lograr recuperar las condiciones de desarrollo y progreso que, en general, tuvo para beneficio de sus habitantes, en las primeras décadas del siglo XX. Una nueva diagramación de la estructura ferroviaria traería la postergada y ansiada integración regional.
Las palabras de Esteban Echeverría, escritas en 1847, serían realidad, alcanzar esa "edad de oro", ciertamente no es una utopía en nuestro país, pues tiene todas las condiciones para lograrla, en la medida que se aúnen voluntades políticas y sociales con ese propósito.
Juan Carlos Nicolau - Agosto 2006.
1 - Ricardo M. Ortiz (1892-1960) se graduó de ingeniero civil en la UNBA en 1918, se desempeño en el Ministerio de obras Públicas y fue Rector de la Universidad de Bahía Blanca en 1948.
2 - Mariano Moreno – (1961) Escritos políticos y económicos. Ed. Ocesa. p. 202.
19 ago 2006
LA IMPORTANCIA DE LOS BLOG
Una alternativa para la información independiente
Si bien sería necesario debatir –en forma amplia y reflexiva- los actuales alcances de la llamada "prensa independiente o alternativa" esta posibilidad brindada por la Web indica, como primera impresión, que los blogs son una posibilidad ante los monstruos mediáticos que invaden la información globalizada en el ámbito mundial. Algunos hablan de "revolución" pero esta sólo se manifiesta en las formas y en muy pocos casos en los contenidos. Publicamos, por lo tanto, dos textos sobre el tema que nos permiten acercarnos a un fenómeno que cada día va creciendo en el mundo de la comunicación.
Las nuevas tecnologías y los nuevos usos: los blogs
Por Stella Maris Fernández, en el Desplegable 70 de la Peña del Libro "Trenti Rocamora" dirigida por Luis Lacueva.
Las nuevas tecnologías invaden día a día la vida del ser humano incorporando nuevas situaciones, nuevos problemas, revitalizando cada vez más ciertos vocablos, que tienden ahora a repetirse casi a diario: copia, plagio, plagiario, copyleft, creando otros nuevos en lenguas ajenas al español, multiplicándose exponencialmente los neologismos tecnológicos en inglés como copyleft, wikipedia, blogs, bloggers, blogosfera, bloguero enriqueciendo o mejor dicho "enajenando" nuestro idioma.
En este momento están de moda los blogs. Mario Diament en la sección Crónicas norteamericanas de la Nación del 29 de abril se refiere a La Revolución de los blogs "ejército integrado por millones de voluntarios incorporados por su propia iniciativa y curiosidad que están cambiando por su propia iniciativa y curiosidad que está cambiando el mundo mediático y produciendo una revolución periodística sin precedentes"..., "herramienta informativa que incluye a renombrados científicos, economistas, historiadores, escritores y periodístas".
En su mundo "la blogosfera" –dice Diamet- hay una jerarquía siendo unos más creibles y otros más fantasiosos, correspondiendo al público seleccionarlos tal como lo hace cuando tamiza la información que brinda la prensa. Constituyen una red integrada por millones de personas prestas a señalar inmediatamente un error, a repararlo, a señalar un plagio –nuevos Marciales instalados en nuestra época- que realizan el escrutinio de cada línea escrita, y cuya ventaja frente a otros medios de información es su habilidad para rectificarse a través del sucesivo aporte de otros bloggers.
La aparición de estos sitios personales que se presentan como una nueva forma de comunicación, preocupa a la prensa que los ve como una amenaza ya que dif´cilmente ninguna empresa periodística podría reunir una redacción tan diversificada y tal categoría de redactores. La Nación del domingo 30 de abril bajo el sugestivo título de Enfoques, brinda 16 ejemplos con sugestivos títulos, entre ellos: Historia cultural: hacedores del alma rusa; El libro erótico más caro; El fuego de la inmigración; etc. etc.
En otro artículo de la Red América del 28 de marzo aparece ya con cierta forma castellanizada el vocablo bajo el título El bloguero conservador y plagiario del Post. En este artículo se refiere como el Washingtón Post, periódico de izquierda contrató a un joven bloguero _especie de periodísta online independiente- para ofrecer en su web el punto de vista de la derecha, suscitando una viva polémica no sólo por haber sido calificado el bloguero de extremista sino porque los "internautas buceando en textos anteriores descubrieron que había plagiado citas y textos completos". El artículo finaliza expresando que "Los blogueros aterrizan en los periódicos estadunidenses sometidos al escrutinio de millares de internautas. Los farsantes son desenmascarados en cuestión de horas aunque sus pecados se haya cometido con anterioridad. Un bloguero de un periódico no deja de ser una especie columnista del ciberespacio y en estados Unidos un diario como el Washington Post no puede aguantar la presión que supone cobijar a una persona acusada de haber parasitado textos ajenos. Allá donde escriba, a Ben Domenecho, el bloguero, siempre le perseguirá su pasado".
En otro artículo de los tantos que el Dr, Iribarne con su constante preocupación y gentileza me hace llegar y que agradezco, trae una rica nota para comenzar a difundir. El artículo del 3 de abril de este año aparecido en la Vanguardia Española se titula: Internet se come a la televisión... y a los periódicos. Se refiere a un nuevo uso de Internet, su aplicación en la política como una nueva forma de hacer política, como método de información y persuación de los votantes que navegan en la red y que según apreciaciones del The New York Times son más directas e interactivas que la televisión, la prensa y la radio pues "permiten seleccionar la información e incluso recibir mensajes diarios de los candidatos" y más pasibles para acercar a los jóvenes a la práctica del voto. Ello implica que los candidatos estadounidenses deberán rediseñar sus campañas si no quieren sentirse como, según expresión del Consultor de Comunicación del presidente, "como un mamut lanudo". Sobre todo si se tiene en cuenta que en ese país el 70% de los norteamericanos tiene acceso a Internet.
El mismo periódico en otro artículo del 21 de febrero de 2005 ya venía insistiendo en la importancia de Internet y del los blogs en la opinión pública como vehículo de expresión y rspuesta a la demanda del público de recibir informaión que no venga del "mainstream" y responda a sus necesidades específicas".
"Los blog son la punta de lanza de un nuevo modelo más personalizado, más interactivo, más opinativo, más comunicativo, menos objetivo", expresó en su blog Gacetillas, Arturo Posadas.
(Publicado 12 de agosto de 2006)
ENTREVISTA CON UN ESPECIALISTA
"La información será creada por millones de personas, no por una elite"
Nuevamente, soplan vientos de cambio. Y, esta vez, el futuro estará caracterizado por un público cada vez más activo, que utilizará las nuevas tecnologías no sólo para consumir contenido, sino para crearlo y compartirlo. Al menos, eso es lo que cree J.D. Lasica, uno de los mayores especialistas en las nuevas tendencias que surgen de Internet. J.D. Lasica, es considerado un referente mundial en nuevos medios, hace poco habló con gente de lanacion.com sobre la generación digital y los cambios que se vienen. Publicamos ese diálogo con Lasica, que es periodista, con la autorización de los responsables del mismo. En 2005 este editó "Darknet. La guerra de Hollywood contra la generación digital", un libro que en su versión en castellano, sólo está editada en España.
Darknet, un concepto ideado originalmente por investigadores de Microsoft, es el conjunto de tecnologías y redes que permiten compartir material digital. Y el punto de partida de un cambio en los consumos que Lasica cree que será revolucionario.
- ¿Qué cambios se están dando en el consumo de los medios?
- El poder está pasando, lenta pero inevitablemente, de la elite de los medios al resto de las personas. La televisión, el cine y la música están siendo democratizados. Por ejemplo, la televisión está evolucionando y de un grupo de personas que proveen grandes contenidos para los medios se está pasando a un ecosistema en donde coexisten tanto la programación profesional como la de aficionados. Apenas estamos comenzando a divisar la promesa de la televisión por Internet, en donde habrá cientos de miles de canales creados por talentosos aficionados. Los medios tradicionales no tienen otra opción que adoptar estas formas emergentes de medios en donde colaboran los ciudadanos.
-¿Compartir videos, como en You Tube, significa un nuevo dolor de cabeza para los medios tradicionales?
- Compartir videos es apenas la primera ola de una nueva e importante tendencia: un creciente apetito de parte del público por las voces caseras y la programación original. La transmisión viral de videos es una cruda y temprana manifestación de esto. La gente creará más programación pulida y sofisticada en los próximos años.
-¿Por qué cree que el uso de formas de publicación personal podrían ayudar a la democracia? ¿De qué forma? -Demasiados ciudadanos sienten antipatía por el proceso político porque creen que sus voces no importan. Imagínese, por un momento, si cientos de personas crearan podcasts o video blogs sobre temas que tienen lugar en sus comunidades. Eso sucederá, antes de lo que se piensa, y creo que tiene el potencial para que se produzca un cambio profundo en nuestra relación con el sistema político. El poder y las influencias estarán allí para quienes lo usen.
- Sus weblogs tienen licencia de Creative Commons mientras que su libro tiene todos los derechos reservados, ¿por qué esa diferencia?
- Lamentablemente, muy pocos editores de libros han adoptado el modelo de Creative Commons. El mío no fue la excepción, aunque sostuve que deberían hacerlo. Afortunadamente, mi editor me permitió publicar diversos capítulos en la bitácora darknet.com. - ¿Las compañías de medios han sentido el impacto del periodismo ciudadano?
-Estamos ingresando a una nueva era en donde la información y el entretenimiento serán creados por millones de personas, y no por una elite establecida. Eso lo deberían ver los diarios y las emisoras de televisión y de radio como una oportunidad más que como una amenaza. Unos pocos medios han abierto secciones para el periodismo ciudadano, ni exhiben informes, fotografías y videos originales.
- ¿Usted cree que hay algo a lo que se podría llamar la "generación download"?
- Yo la llamo la "generación digital" porque cada vez pasamos más tiempo de nuestra vida online, y prácticamente todo el contenido que creamos terminará siendo expresado en forma digital. Parte de este contenido será descargado de manera que podamos ver videos o escuchar música a demanda, mientras que otras formas de contenido serán accesibles solamente cuando nos conectemos a Internet. La generación digital deseará interactuar con los medios en sus propios términos. Eso significa que desean ver videos y escuchar música y audio en cualquier dispositivo, en cualquier momento, en cualquier lugar. Asimismo, desean involucrarse con los medios como participantes interactivos más que como consumidores pasivos.
(Gentileza y traducción de M.M.)
Si bien sería necesario debatir –en forma amplia y reflexiva- los actuales alcances de la llamada "prensa independiente o alternativa" esta posibilidad brindada por la Web indica, como primera impresión, que los blogs son una posibilidad ante los monstruos mediáticos que invaden la información globalizada en el ámbito mundial. Algunos hablan de "revolución" pero esta sólo se manifiesta en las formas y en muy pocos casos en los contenidos. Publicamos, por lo tanto, dos textos sobre el tema que nos permiten acercarnos a un fenómeno que cada día va creciendo en el mundo de la comunicación.
Las nuevas tecnologías y los nuevos usos: los blogs
Por Stella Maris Fernández, en el Desplegable 70 de la Peña del Libro "Trenti Rocamora" dirigida por Luis Lacueva.
Las nuevas tecnologías invaden día a día la vida del ser humano incorporando nuevas situaciones, nuevos problemas, revitalizando cada vez más ciertos vocablos, que tienden ahora a repetirse casi a diario: copia, plagio, plagiario, copyleft, creando otros nuevos en lenguas ajenas al español, multiplicándose exponencialmente los neologismos tecnológicos en inglés como copyleft, wikipedia, blogs, bloggers, blogosfera, bloguero enriqueciendo o mejor dicho "enajenando" nuestro idioma.
En este momento están de moda los blogs. Mario Diament en la sección Crónicas norteamericanas de la Nación del 29 de abril se refiere a La Revolución de los blogs "ejército integrado por millones de voluntarios incorporados por su propia iniciativa y curiosidad que están cambiando por su propia iniciativa y curiosidad que está cambiando el mundo mediático y produciendo una revolución periodística sin precedentes"..., "herramienta informativa que incluye a renombrados científicos, economistas, historiadores, escritores y periodístas".
En su mundo "la blogosfera" –dice Diamet- hay una jerarquía siendo unos más creibles y otros más fantasiosos, correspondiendo al público seleccionarlos tal como lo hace cuando tamiza la información que brinda la prensa. Constituyen una red integrada por millones de personas prestas a señalar inmediatamente un error, a repararlo, a señalar un plagio –nuevos Marciales instalados en nuestra época- que realizan el escrutinio de cada línea escrita, y cuya ventaja frente a otros medios de información es su habilidad para rectificarse a través del sucesivo aporte de otros bloggers.
La aparición de estos sitios personales que se presentan como una nueva forma de comunicación, preocupa a la prensa que los ve como una amenaza ya que dif´cilmente ninguna empresa periodística podría reunir una redacción tan diversificada y tal categoría de redactores. La Nación del domingo 30 de abril bajo el sugestivo título de Enfoques, brinda 16 ejemplos con sugestivos títulos, entre ellos: Historia cultural: hacedores del alma rusa; El libro erótico más caro; El fuego de la inmigración; etc. etc.
En otro artículo de la Red América del 28 de marzo aparece ya con cierta forma castellanizada el vocablo bajo el título El bloguero conservador y plagiario del Post. En este artículo se refiere como el Washingtón Post, periódico de izquierda contrató a un joven bloguero _especie de periodísta online independiente- para ofrecer en su web el punto de vista de la derecha, suscitando una viva polémica no sólo por haber sido calificado el bloguero de extremista sino porque los "internautas buceando en textos anteriores descubrieron que había plagiado citas y textos completos". El artículo finaliza expresando que "Los blogueros aterrizan en los periódicos estadunidenses sometidos al escrutinio de millares de internautas. Los farsantes son desenmascarados en cuestión de horas aunque sus pecados se haya cometido con anterioridad. Un bloguero de un periódico no deja de ser una especie columnista del ciberespacio y en estados Unidos un diario como el Washington Post no puede aguantar la presión que supone cobijar a una persona acusada de haber parasitado textos ajenos. Allá donde escriba, a Ben Domenecho, el bloguero, siempre le perseguirá su pasado".
En otro artículo de los tantos que el Dr, Iribarne con su constante preocupación y gentileza me hace llegar y que agradezco, trae una rica nota para comenzar a difundir. El artículo del 3 de abril de este año aparecido en la Vanguardia Española se titula: Internet se come a la televisión... y a los periódicos. Se refiere a un nuevo uso de Internet, su aplicación en la política como una nueva forma de hacer política, como método de información y persuación de los votantes que navegan en la red y que según apreciaciones del The New York Times son más directas e interactivas que la televisión, la prensa y la radio pues "permiten seleccionar la información e incluso recibir mensajes diarios de los candidatos" y más pasibles para acercar a los jóvenes a la práctica del voto. Ello implica que los candidatos estadounidenses deberán rediseñar sus campañas si no quieren sentirse como, según expresión del Consultor de Comunicación del presidente, "como un mamut lanudo". Sobre todo si se tiene en cuenta que en ese país el 70% de los norteamericanos tiene acceso a Internet.
El mismo periódico en otro artículo del 21 de febrero de 2005 ya venía insistiendo en la importancia de Internet y del los blogs en la opinión pública como vehículo de expresión y rspuesta a la demanda del público de recibir informaión que no venga del "mainstream" y responda a sus necesidades específicas".
"Los blog son la punta de lanza de un nuevo modelo más personalizado, más interactivo, más opinativo, más comunicativo, menos objetivo", expresó en su blog Gacetillas, Arturo Posadas.
(Publicado 12 de agosto de 2006)
ENTREVISTA CON UN ESPECIALISTA
"La información será creada por millones de personas, no por una elite"
Nuevamente, soplan vientos de cambio. Y, esta vez, el futuro estará caracterizado por un público cada vez más activo, que utilizará las nuevas tecnologías no sólo para consumir contenido, sino para crearlo y compartirlo. Al menos, eso es lo que cree J.D. Lasica, uno de los mayores especialistas en las nuevas tendencias que surgen de Internet. J.D. Lasica, es considerado un referente mundial en nuevos medios, hace poco habló con gente de lanacion.com sobre la generación digital y los cambios que se vienen. Publicamos ese diálogo con Lasica, que es periodista, con la autorización de los responsables del mismo. En 2005 este editó "Darknet. La guerra de Hollywood contra la generación digital", un libro que en su versión en castellano, sólo está editada en España.
Darknet, un concepto ideado originalmente por investigadores de Microsoft, es el conjunto de tecnologías y redes que permiten compartir material digital. Y el punto de partida de un cambio en los consumos que Lasica cree que será revolucionario.
- ¿Qué cambios se están dando en el consumo de los medios?
- El poder está pasando, lenta pero inevitablemente, de la elite de los medios al resto de las personas. La televisión, el cine y la música están siendo democratizados. Por ejemplo, la televisión está evolucionando y de un grupo de personas que proveen grandes contenidos para los medios se está pasando a un ecosistema en donde coexisten tanto la programación profesional como la de aficionados. Apenas estamos comenzando a divisar la promesa de la televisión por Internet, en donde habrá cientos de miles de canales creados por talentosos aficionados. Los medios tradicionales no tienen otra opción que adoptar estas formas emergentes de medios en donde colaboran los ciudadanos.
-¿Compartir videos, como en You Tube, significa un nuevo dolor de cabeza para los medios tradicionales?
- Compartir videos es apenas la primera ola de una nueva e importante tendencia: un creciente apetito de parte del público por las voces caseras y la programación original. La transmisión viral de videos es una cruda y temprana manifestación de esto. La gente creará más programación pulida y sofisticada en los próximos años.
-¿Por qué cree que el uso de formas de publicación personal podrían ayudar a la democracia? ¿De qué forma? -Demasiados ciudadanos sienten antipatía por el proceso político porque creen que sus voces no importan. Imagínese, por un momento, si cientos de personas crearan podcasts o video blogs sobre temas que tienen lugar en sus comunidades. Eso sucederá, antes de lo que se piensa, y creo que tiene el potencial para que se produzca un cambio profundo en nuestra relación con el sistema político. El poder y las influencias estarán allí para quienes lo usen.
- Sus weblogs tienen licencia de Creative Commons mientras que su libro tiene todos los derechos reservados, ¿por qué esa diferencia?
- Lamentablemente, muy pocos editores de libros han adoptado el modelo de Creative Commons. El mío no fue la excepción, aunque sostuve que deberían hacerlo. Afortunadamente, mi editor me permitió publicar diversos capítulos en la bitácora darknet.com. - ¿Las compañías de medios han sentido el impacto del periodismo ciudadano?
-Estamos ingresando a una nueva era en donde la información y el entretenimiento serán creados por millones de personas, y no por una elite establecida. Eso lo deberían ver los diarios y las emisoras de televisión y de radio como una oportunidad más que como una amenaza. Unos pocos medios han abierto secciones para el periodismo ciudadano, ni exhiben informes, fotografías y videos originales.
- ¿Usted cree que hay algo a lo que se podría llamar la "generación download"?
- Yo la llamo la "generación digital" porque cada vez pasamos más tiempo de nuestra vida online, y prácticamente todo el contenido que creamos terminará siendo expresado en forma digital. Parte de este contenido será descargado de manera que podamos ver videos o escuchar música a demanda, mientras que otras formas de contenido serán accesibles solamente cuando nos conectemos a Internet. La generación digital deseará interactuar con los medios en sus propios términos. Eso significa que desean ver videos y escuchar música y audio en cualquier dispositivo, en cualquier momento, en cualquier lugar. Asimismo, desean involucrarse con los medios como participantes interactivos más que como consumidores pasivos.
(Gentileza y traducción de M.M.)
14 ago 2006
MAS DE PINTER EN LA GRAN TRADICION
El dramaturgo británico ignorado por la
prensa y bendecido por una obra implacable
Cuatro siglos antes de Cristo, Aristófanes el más grande comediógrafo griego, inauguraba con sus comedias una tradición que llega a nuestros días. En la Atenas de aquellos tiempos estas obras, que reflejan el compromiso de su autor, son encendidas sátiras políticas, filosóficas, sociales y literarias que intentan reflejar su tiempo. Entre sus obras están: Las Nubes (contra Sócrates), Las Aves, Lisístatra (contra la guerra), Las Avispas, Las Ranas (contra Eurípides), Plutón (contra los ricos).
El último Nobel de literatura que fuera otorgado al dramaturgo Harold Pinter, premia de alguna manera, la personificación de esta antigua tradición de crítica y de oposición sistemática que solamente algunos autores enarbolan como estardantes de su producción.
Pinter ha ejercido en su obra estos valores. Sólo algunos autores se atreven a ejercer, poniendo lo que hay que poner, su talento para desmebrar el conformismo que rápidamente se instaló en las producciones teatrales en tiempos de posteriores a la finalización de la II Guerra. Siguiendo la vieja tradición de Aristófanes, de no dar descanso a la conciencia crítica y no abandonar el compromiso, el autor inglés se suma a esa gente de teatro "comprometida" con la antigua función encomendada al viejo medio de expresión.
Pinter nació en Londres en 1930, hijo de un sastre judio, ha dicho que el antisemitismo que sufrió durante su adolescencia tuvo un papel central en su decisión de ser dramaturgo. Su formación incluyó un paso breve por la Real Academia de Arte Dramático de Londres (RADA), pero principalmente se formo a sí mismo como escritor, actor y director de teatro.
Se lo considera un maestro de los diálogos breves y cortados donde el subtexto siempre juega un papel amenazante. También se mencionan a sus influencias entre las obras de Kafka y Samuel Beckett (con quien Pinter tuvo una estrecha amistad). De alguna manera en el olvido a partir de los años ochenta Pinter siguió creando nexos entre la palabra y la verdad desde su propia posición. Algo que es fácil decir pero que nunca es fácil de asumir. Porque ser un dramaturgo políticamente incorrecto, como muchos saben que es catalogado Pinter, puede ser prestigioso pero se trata de un camino que nunca es humanamente fácil.
Todavía hoy existe un manto de olvido real que oscurece la obra de un autor determinate en la historia teatral del siglo XX. Este es un precio bastante alto, que deben pagar sus obras, y en especial sus precisas indagaciones sobre espacios tan concretos como el poder, la corrupción, los derechos humanos y la guerra.
A pesar de todo, el ignorado opositor a las políticas de los EE.UU. y de Blair fue nombrado, a partir de octubre de 2005, el nuevo Nobel de Literatura.
En un diario capitalino se recogió su sorpresa por el premio en esta frase: "Es algo que nunca hubiera esperado".
Eran las simples declaraciones del autor de obras maestras del teatro contemporáneo como "La fiesta de cumpleaños" y "El Cuidador". A los 75 años, cuando esto sucedía, había sobrevivido a un cáncer y seguía escribiendo poesía:
Dios bendiga a América
Acá van de nuevo Los Yank's en su desfile armado
Cantando sus baladas de alegría
Mientras que galopan a través del gran mundo
Alabando al dios de América.
Las alcantarillas están tapadas con cadáveres
Los que no pudieron participar
Los otros que rehusaron cantar
Los que están perdiendo su voz
Los que se olvidaron de la canción
Los jinetes tienen látigos que cortan
Tu cabeza rueda por la arena
Tu cabeza es un pozo en la tierra
Tu cabeza es una mancha en el polvo
Tus ojos ya no funcionan y tu nariz sólo olfatea el olor a muerte
Y todo el aire muerto está vivo
Con el olor del dios de América
(Enero de 2003, publicado en HaroldPinter.org)
UN PREMIO NOBEL CON POCA PRENSA.
Aún hoy el hecho de que Harold Pinter sea el último premio Nobel de Literatura es un hecho ignorado. No parece pero los espacio de vacio en la informacion funcionan tan eficientemente como aquellos que se inflan con determinadas cuestiones. Por esa razón recobramos estas "viejas informaciones" en la intención de recobrar un mínimo espacio de memoria sobre lo que suedió cuando se distinguió a la Pinter con el premio de la Académia Sueca.
El columnista de Clarín, Andrés Hax decía en aquel momento (14-10-05): "Para sorpresa del mundo literario, el dramaturgo inglés Harold Pinter ganó ayer el Premio Nobel de Literatura. El autor de más de treinta obras esenciales del teatro contemporáneo —entre ellas "La fiesta de cumpleaños" (1957), "El montaplatos" (1957) y "El Cuidador" (1959)— declaró desde la puerta de su casa londinense, en el barrio de Holland Park: "Ni he tenido tiempo para pensar pero estoy muy, muy conmocionado. Es algo que nunca hubiera esperado".Hax mencionaba en aquel mismo artículo que:
Aunque nadie puede negar que la obra de Pinter es central a la literatura del siglo XX —y que desde el punto de vista artístico la entrega del premio es irreprochable— la elección de la Academia tiene una vuelta de tuerca política. El dramaturgo, que cumplió 75 años el lunes, ha sido un artista comprometido toda su vida, algo que se refleja en sus textos y en sus posiciones personales. Desde que se inició la última guerra en Irak ha militado abiertamente en contra de Tony Blair y de George Bush así en protestas públicas como escribiendo poemas de barricada. Comparó a la actual administración estadounidense con los nazis y calificó a Tony Blair como "un imbécil balbuceante". La Academia calificó a Pinter como el "representante más destacado de la dramaturgia inglesa de la segunda mitad del siglo XX". Además se dijo en el comunicado: "Pinter restauró el teatro a sus elementos básicos: un entorno encerrado, un diálogo impredecible, donde las personas están a merced uno del otro. Se percibió en un inicio como una variante sobre el teatro del absurdo, pero últimamente se ha mejor caracterizado como 'comedia de amenazas', un género en el cual el escritor nos permite oír a escondidas sobre el juego de dominación y sumisión escondido en conversaciones aparentemente mundanas". Sus pares expresaron una enorme alegría al conocer las noticias. La escritora austríaca Elfriede Jelinek, ganadora del Nobel en 2004, declaró: "Estoy encantada. Felicito a él y a la Academia. ¡Otro de izquierda! Y además un maravilloso dramaturgo". En tanto, el escritor inglés Alan Ayckbourn manifestó: "No podía tocarle a una persona mejor". La noticia se festejó también en Buenos Aires. La dramaturga Griselda Gambaro le dijo ayer a Clarín: "En Pinter se premió también la poesía y la actitud política. Como hombre de teatro, la innovación que significó fue muy importante. Esa manera de llevar el diálogo, esa ruptura que hizo. Explora mucho las posibilidades del lenguaje común, lo lleva a otro lado, con repeticiones, con incoherencia y, a la vez, un poderoso hilo conductor interno".
En otros espacio de la información se mencionaba que Clarín habló con Ariel Dorfman, el escritor chileno nacido en Buenos Aires, quien dedicó su libro La Muerte y la Doncella a Pinter. Desde Nueva York, donde se encuentra ensayando su última obra teatral, dijo que "Ya en el 68 lo consideraba un maestro mío, nunca pensé que iba a ser mi amigo" — el último libro de Pinter, aún no publicado, Death, etcetera que reúne sus últimas piezas teatrales y poemas, está dedicado a Dorfman y su esposa Angélica— "cuando oí las noticias grité ¡Aleluya! Es un reconocimiento a alguien que ha marcado el teatro del siglo XX. Y hay que recordar como él se jugó contra las dictaduras latinoamericanas. Nunca, nunca dejo de luchar por los derechos humanos en todo el mundo."
UN ELEGIDO DE LA VIEJA CENSURA ARGENTINA
Harold Pinter escribió muchos guiones para el cine —originales y adaptaciones—, pero además hizo pequeños papeles como actor. Los más jóvenes podrán verlo divirtiéndose en El sastre de Panamá (2001), una película de espías dirigida por John Boorman. Otros lo recuerdan como actor y guionista en Extraño accidente (1967), de Joseph Losey. Lo cierto es que la relación de Pinter con el cine viene de lejos. También es importante su relación con el teatro rioplatense. Los memoriosos recordarán el escándalo —era 1967, dictadura de Onganía— cuando Leopoldo Torre Nilsson dirigió La vuelta al hogar en el Instituto de Arte Moderno. Actuaban Sergio Renán y Julia Von Grolman, la sala fue clausurada luego de unas pocas funciones. La censura municipal dijo que la obra era "repugnante" y Torre Nilsson debió esperar hasta 1972 para reestrenarla. Lo cierto es que las más famosas obras de Pinter fueron adaptadas al cine: El cuidador (1964, dirigida por Clive Donner), La fiesta de cumpleaños (1968, William Friedkin), La vuelta al hogar (1973, Peter Hall). Incluso, Pinter dirigió una película para recordar: Butley (1974), basada en la conocida obra de Simon Gray. Muchos creen que el mejor guión cinematográfico original de Pinter es el que escribió para el cineasta Joseph Losey en El sirviente (1963), con inolvidables actuaciones de Dirk Bogarde y James Fox. Entre sus adaptaciones más logradas están El mensajero del amor (1971, Losey) sobre un relato de L. P. Hartley; El último magnate (1976, Elia Kazan) sobre la novela de Scott Fitzgerald; y La amante del teniente francés (1981, Karel Reisz) basada en un relato de John Fowles. En las últimas décadas, el teatro de Pinter fue muy representado en Buenos Aires, tanto en las salas oficiales como en off Corrientes. Incluso, algunos críticos relacionan El señor Galíndez, de Eduardo Pavlovsky —un clásico del teatro político de los años 70—, con una obra temprana de Pinter, El montaplatos. Un autor clave del teatro joven, Rafael Spregelburd, ha traducido y dirigido textos de Pinter.
FORO POR LA MEMORIA
Harold Pinter y la verdad
Por José Antonio Vidal Castaño
La concesión del premio Nóbel a un escritor políticamente incorrecto como Harold Pinter, ha gozado, no obstante, de amplio consenso en el mundo literario que se ve reconocido en la calidad de sus aportaciones al teatro: "La habitación", "El cuidador", etc.; al cine: guiones de "El sirviente" o "La mujer del teniente francés"; a la televisión: "La salida nocturna"… Pinter es una apuesta brillante e inesperada, pero, ciertamente, incomoda para la clase política neoconservadora. El dramaturgo londinense parecía destinado a la solitaria degustación de ciertas minorías intelectuales pero con el Nobel este escritor de 75 años, de origen judío y proletario, ha pasado a primer plano de la actualidad y su obra puede cobrar una nueva dimensión.
Pinter, tan disidente como Sartre (que rechazó el Nobel), ha jugado sus cartas. A Sartre el escándalo le confirmó como icono de la rebelión juvenil de los años sesenta. Pinter parece, por contra, refractario a la popularidad. Es consciente de que la situación mundial es, cuarenta años después y tras la caída del imperio soviético, algo diferente. Harold Pinter tiene, como ha podido ver todo el mundo, ideas claras acerca de la verdad o las verdades, y la mejor oportunidad para difundirlas le ha llegado con el discurso de aceptación de su merecido premio titulado Arte, verdad y política. Pinter no ha defraudado a los que pensamos que la verdad no es una cuestión banal, oficial y burocrática. Y con ello ha demostrado un raro valor: "¿Cuántos seres humanos deben morir para que califiquemos a sus responsables –en referencia a la política exterior estadounidense- como criminales de guerra? Con un discurso antiimperialista de alto voltaje, algo insólito en estas ceremonias, sus dardos han apuntando al corazón de los dos máximos dirigentes de Occidente: el inefable George Bush y el conspicuo Tony Blair, al tiempo que perfila un certero diagnóstico acerca del tsunami político y social que padecemos. Denuncia la perversión del lenguaje político que fabrica en cada situación la "verdad" que necesita, como el origen de la corrupción política que deviene en corrupción económica, verdadera madre de todas las batallas. La desinformación, sostiene, es la metodología utilizada por las elites políticas "para mantener al pueblo en la ignorancia". Insiste en "separar lo falso de lo verdadero" a fin de no confundir lenguaje y propaganda: "Hay que evitar a cualquier precio el panfleto como sustituto de la verdad…", aunque exime a la sátira política de cumplir estas reglas.
El reciente Nobel, en su extensa parrafada no se acordó para nada de José Maria Aznar, cómplice de los dos gigantes anglosajones en el "negocio" fallido de la guerra de Irak y responsable ante los españolesde faltar repetidamente a la verdad. El olvido parece intencionado pues el escritor hizo una explicita referencia a la Guerra Civil recordando unos versos de Neruda: "Generales traidores/ mirad mi casa muerta/ mirad España rota". Nuestros neocons difunden una versión propia donde los traidores no fueron "los generales" sino el Frente Popular y sus aliados de las autonomías. Pinter que como dijo Machado de Unamuno: "Sabe a Jesús y escupe al fariseo" debió de pensar que el ex presidente del gobierno español era, simplemente, un personaje de pacotilla.
(José Antonio Vidal Castaño es historiador y escritor).
Fuente: la fogata.org
prensa y bendecido por una obra implacable
Cuatro siglos antes de Cristo, Aristófanes el más grande comediógrafo griego, inauguraba con sus comedias una tradición que llega a nuestros días. En la Atenas de aquellos tiempos estas obras, que reflejan el compromiso de su autor, son encendidas sátiras políticas, filosóficas, sociales y literarias que intentan reflejar su tiempo. Entre sus obras están: Las Nubes (contra Sócrates), Las Aves, Lisístatra (contra la guerra), Las Avispas, Las Ranas (contra Eurípides), Plutón (contra los ricos).
El último Nobel de literatura que fuera otorgado al dramaturgo Harold Pinter, premia de alguna manera, la personificación de esta antigua tradición de crítica y de oposición sistemática que solamente algunos autores enarbolan como estardantes de su producción.
Pinter ha ejercido en su obra estos valores. Sólo algunos autores se atreven a ejercer, poniendo lo que hay que poner, su talento para desmebrar el conformismo que rápidamente se instaló en las producciones teatrales en tiempos de posteriores a la finalización de la II Guerra. Siguiendo la vieja tradición de Aristófanes, de no dar descanso a la conciencia crítica y no abandonar el compromiso, el autor inglés se suma a esa gente de teatro "comprometida" con la antigua función encomendada al viejo medio de expresión.
Pinter nació en Londres en 1930, hijo de un sastre judio, ha dicho que el antisemitismo que sufrió durante su adolescencia tuvo un papel central en su decisión de ser dramaturgo. Su formación incluyó un paso breve por la Real Academia de Arte Dramático de Londres (RADA), pero principalmente se formo a sí mismo como escritor, actor y director de teatro.
Se lo considera un maestro de los diálogos breves y cortados donde el subtexto siempre juega un papel amenazante. También se mencionan a sus influencias entre las obras de Kafka y Samuel Beckett (con quien Pinter tuvo una estrecha amistad). De alguna manera en el olvido a partir de los años ochenta Pinter siguió creando nexos entre la palabra y la verdad desde su propia posición. Algo que es fácil decir pero que nunca es fácil de asumir. Porque ser un dramaturgo políticamente incorrecto, como muchos saben que es catalogado Pinter, puede ser prestigioso pero se trata de un camino que nunca es humanamente fácil.
Todavía hoy existe un manto de olvido real que oscurece la obra de un autor determinate en la historia teatral del siglo XX. Este es un precio bastante alto, que deben pagar sus obras, y en especial sus precisas indagaciones sobre espacios tan concretos como el poder, la corrupción, los derechos humanos y la guerra.
A pesar de todo, el ignorado opositor a las políticas de los EE.UU. y de Blair fue nombrado, a partir de octubre de 2005, el nuevo Nobel de Literatura.
En un diario capitalino se recogió su sorpresa por el premio en esta frase: "Es algo que nunca hubiera esperado".
Eran las simples declaraciones del autor de obras maestras del teatro contemporáneo como "La fiesta de cumpleaños" y "El Cuidador". A los 75 años, cuando esto sucedía, había sobrevivido a un cáncer y seguía escribiendo poesía:
Dios bendiga a América
Acá van de nuevo Los Yank's en su desfile armado
Cantando sus baladas de alegría
Mientras que galopan a través del gran mundo
Alabando al dios de América.
Las alcantarillas están tapadas con cadáveres
Los que no pudieron participar
Los otros que rehusaron cantar
Los que están perdiendo su voz
Los que se olvidaron de la canción
Los jinetes tienen látigos que cortan
Tu cabeza rueda por la arena
Tu cabeza es un pozo en la tierra
Tu cabeza es una mancha en el polvo
Tus ojos ya no funcionan y tu nariz sólo olfatea el olor a muerte
Y todo el aire muerto está vivo
Con el olor del dios de América
(Enero de 2003, publicado en HaroldPinter.org)
UN PREMIO NOBEL CON POCA PRENSA.
Aún hoy el hecho de que Harold Pinter sea el último premio Nobel de Literatura es un hecho ignorado. No parece pero los espacio de vacio en la informacion funcionan tan eficientemente como aquellos que se inflan con determinadas cuestiones. Por esa razón recobramos estas "viejas informaciones" en la intención de recobrar un mínimo espacio de memoria sobre lo que suedió cuando se distinguió a la Pinter con el premio de la Académia Sueca.
El columnista de Clarín, Andrés Hax decía en aquel momento (14-10-05): "Para sorpresa del mundo literario, el dramaturgo inglés Harold Pinter ganó ayer el Premio Nobel de Literatura. El autor de más de treinta obras esenciales del teatro contemporáneo —entre ellas "La fiesta de cumpleaños" (1957), "El montaplatos" (1957) y "El Cuidador" (1959)— declaró desde la puerta de su casa londinense, en el barrio de Holland Park: "Ni he tenido tiempo para pensar pero estoy muy, muy conmocionado. Es algo que nunca hubiera esperado".Hax mencionaba en aquel mismo artículo que:
Aunque nadie puede negar que la obra de Pinter es central a la literatura del siglo XX —y que desde el punto de vista artístico la entrega del premio es irreprochable— la elección de la Academia tiene una vuelta de tuerca política. El dramaturgo, que cumplió 75 años el lunes, ha sido un artista comprometido toda su vida, algo que se refleja en sus textos y en sus posiciones personales. Desde que se inició la última guerra en Irak ha militado abiertamente en contra de Tony Blair y de George Bush así en protestas públicas como escribiendo poemas de barricada. Comparó a la actual administración estadounidense con los nazis y calificó a Tony Blair como "un imbécil balbuceante". La Academia calificó a Pinter como el "representante más destacado de la dramaturgia inglesa de la segunda mitad del siglo XX". Además se dijo en el comunicado: "Pinter restauró el teatro a sus elementos básicos: un entorno encerrado, un diálogo impredecible, donde las personas están a merced uno del otro. Se percibió en un inicio como una variante sobre el teatro del absurdo, pero últimamente se ha mejor caracterizado como 'comedia de amenazas', un género en el cual el escritor nos permite oír a escondidas sobre el juego de dominación y sumisión escondido en conversaciones aparentemente mundanas". Sus pares expresaron una enorme alegría al conocer las noticias. La escritora austríaca Elfriede Jelinek, ganadora del Nobel en 2004, declaró: "Estoy encantada. Felicito a él y a la Academia. ¡Otro de izquierda! Y además un maravilloso dramaturgo". En tanto, el escritor inglés Alan Ayckbourn manifestó: "No podía tocarle a una persona mejor". La noticia se festejó también en Buenos Aires. La dramaturga Griselda Gambaro le dijo ayer a Clarín: "En Pinter se premió también la poesía y la actitud política. Como hombre de teatro, la innovación que significó fue muy importante. Esa manera de llevar el diálogo, esa ruptura que hizo. Explora mucho las posibilidades del lenguaje común, lo lleva a otro lado, con repeticiones, con incoherencia y, a la vez, un poderoso hilo conductor interno".
En otros espacio de la información se mencionaba que Clarín habló con Ariel Dorfman, el escritor chileno nacido en Buenos Aires, quien dedicó su libro La Muerte y la Doncella a Pinter. Desde Nueva York, donde se encuentra ensayando su última obra teatral, dijo que "Ya en el 68 lo consideraba un maestro mío, nunca pensé que iba a ser mi amigo" — el último libro de Pinter, aún no publicado, Death, etcetera que reúne sus últimas piezas teatrales y poemas, está dedicado a Dorfman y su esposa Angélica— "cuando oí las noticias grité ¡Aleluya! Es un reconocimiento a alguien que ha marcado el teatro del siglo XX. Y hay que recordar como él se jugó contra las dictaduras latinoamericanas. Nunca, nunca dejo de luchar por los derechos humanos en todo el mundo."
UN ELEGIDO DE LA VIEJA CENSURA ARGENTINA
Harold Pinter escribió muchos guiones para el cine —originales y adaptaciones—, pero además hizo pequeños papeles como actor. Los más jóvenes podrán verlo divirtiéndose en El sastre de Panamá (2001), una película de espías dirigida por John Boorman. Otros lo recuerdan como actor y guionista en Extraño accidente (1967), de Joseph Losey. Lo cierto es que la relación de Pinter con el cine viene de lejos. También es importante su relación con el teatro rioplatense. Los memoriosos recordarán el escándalo —era 1967, dictadura de Onganía— cuando Leopoldo Torre Nilsson dirigió La vuelta al hogar en el Instituto de Arte Moderno. Actuaban Sergio Renán y Julia Von Grolman, la sala fue clausurada luego de unas pocas funciones. La censura municipal dijo que la obra era "repugnante" y Torre Nilsson debió esperar hasta 1972 para reestrenarla. Lo cierto es que las más famosas obras de Pinter fueron adaptadas al cine: El cuidador (1964, dirigida por Clive Donner), La fiesta de cumpleaños (1968, William Friedkin), La vuelta al hogar (1973, Peter Hall). Incluso, Pinter dirigió una película para recordar: Butley (1974), basada en la conocida obra de Simon Gray. Muchos creen que el mejor guión cinematográfico original de Pinter es el que escribió para el cineasta Joseph Losey en El sirviente (1963), con inolvidables actuaciones de Dirk Bogarde y James Fox. Entre sus adaptaciones más logradas están El mensajero del amor (1971, Losey) sobre un relato de L. P. Hartley; El último magnate (1976, Elia Kazan) sobre la novela de Scott Fitzgerald; y La amante del teniente francés (1981, Karel Reisz) basada en un relato de John Fowles. En las últimas décadas, el teatro de Pinter fue muy representado en Buenos Aires, tanto en las salas oficiales como en off Corrientes. Incluso, algunos críticos relacionan El señor Galíndez, de Eduardo Pavlovsky —un clásico del teatro político de los años 70—, con una obra temprana de Pinter, El montaplatos. Un autor clave del teatro joven, Rafael Spregelburd, ha traducido y dirigido textos de Pinter.
FORO POR LA MEMORIA
Harold Pinter y la verdad
Por José Antonio Vidal Castaño
La concesión del premio Nóbel a un escritor políticamente incorrecto como Harold Pinter, ha gozado, no obstante, de amplio consenso en el mundo literario que se ve reconocido en la calidad de sus aportaciones al teatro: "La habitación", "El cuidador", etc.; al cine: guiones de "El sirviente" o "La mujer del teniente francés"; a la televisión: "La salida nocturna"… Pinter es una apuesta brillante e inesperada, pero, ciertamente, incomoda para la clase política neoconservadora. El dramaturgo londinense parecía destinado a la solitaria degustación de ciertas minorías intelectuales pero con el Nobel este escritor de 75 años, de origen judío y proletario, ha pasado a primer plano de la actualidad y su obra puede cobrar una nueva dimensión.
Pinter, tan disidente como Sartre (que rechazó el Nobel), ha jugado sus cartas. A Sartre el escándalo le confirmó como icono de la rebelión juvenil de los años sesenta. Pinter parece, por contra, refractario a la popularidad. Es consciente de que la situación mundial es, cuarenta años después y tras la caída del imperio soviético, algo diferente. Harold Pinter tiene, como ha podido ver todo el mundo, ideas claras acerca de la verdad o las verdades, y la mejor oportunidad para difundirlas le ha llegado con el discurso de aceptación de su merecido premio titulado Arte, verdad y política. Pinter no ha defraudado a los que pensamos que la verdad no es una cuestión banal, oficial y burocrática. Y con ello ha demostrado un raro valor: "¿Cuántos seres humanos deben morir para que califiquemos a sus responsables –en referencia a la política exterior estadounidense- como criminales de guerra? Con un discurso antiimperialista de alto voltaje, algo insólito en estas ceremonias, sus dardos han apuntando al corazón de los dos máximos dirigentes de Occidente: el inefable George Bush y el conspicuo Tony Blair, al tiempo que perfila un certero diagnóstico acerca del tsunami político y social que padecemos. Denuncia la perversión del lenguaje político que fabrica en cada situación la "verdad" que necesita, como el origen de la corrupción política que deviene en corrupción económica, verdadera madre de todas las batallas. La desinformación, sostiene, es la metodología utilizada por las elites políticas "para mantener al pueblo en la ignorancia". Insiste en "separar lo falso de lo verdadero" a fin de no confundir lenguaje y propaganda: "Hay que evitar a cualquier precio el panfleto como sustituto de la verdad…", aunque exime a la sátira política de cumplir estas reglas.
El reciente Nobel, en su extensa parrafada no se acordó para nada de José Maria Aznar, cómplice de los dos gigantes anglosajones en el "negocio" fallido de la guerra de Irak y responsable ante los españolesde faltar repetidamente a la verdad. El olvido parece intencionado pues el escritor hizo una explicita referencia a la Guerra Civil recordando unos versos de Neruda: "Generales traidores/ mirad mi casa muerta/ mirad España rota". Nuestros neocons difunden una versión propia donde los traidores no fueron "los generales" sino el Frente Popular y sus aliados de las autonomías. Pinter que como dijo Machado de Unamuno: "Sabe a Jesús y escupe al fariseo" debió de pensar que el ex presidente del gobierno español era, simplemente, un personaje de pacotilla.
(José Antonio Vidal Castaño es historiador y escritor).
Fuente: la fogata.org
7 ago 2006
¿QUÉ OCULTA CUALQUIER ATROCIDAD?
Una carta firmada por John Berger, Noam
Chomsky, Harold Pinter y José Saramago
El capítulo más reciente del conflicto entre Israel y Palestina comenzó cuando efectivos israelíes se llevaron por la fuerza a dos civiles, un médico y su hermano, de Gaza. Tal incidente casi no se cubrió en ningún lado, excepto en la prensa turca. Al día siguiente los palestinos capturaron a un soldado israelí y propusieron un intercambio negociado por los prisioneros que han tomado los israelíes: hay aproximadamente 10 mil de ellos en las cárceles de Israel. Que este "rapto" fuera considerado una atrocidad, mientras se considera un hecho lamentable pero realista de la vida que las Fuerzas de Defensa (¡!) Israelíes ejerzan la ilegal ocupación militar de Cisjordania y la apropiación sistemática de sus recursos naturales, en particular el agua, es típico de la doble moral empleada recurrentemente por Occidente ante lo que les ha sobrevenido a los palestinos, durante los últimos 70 años, en la tierra que les asignaron los tratados internacionales. Hoy, a la atrocidad le sigue otra atrocidad: los proyectiles improvisados se cruzan con los sofisticados misiles. Estos últimos hallan su blanco donde viven los pobres, desheredados y hacinados, que esperan la llegada de lo que alguna vez se llamó justicia. Ambas categorías de proyectiles desgarran los cuerpos de manera horrible; ¿quién, salvo los comandantes en combate, puede olvidar esto por un momento? Cada provocación y su contragolpe se impugnan y son motivo de sermones. Pero los subsecuentes alegatos, acusaciones y solemnes promesas sólo sirven de distracción, para evitar que el mundo preste atención a una estratagema militar, económica y geográfica de largo plazo cuyo objetivo político es nada menos que la liquidación de la nación palestina. Esto tiene que decirse fuerte y claro porque la estratagema, sólo a medias manifiesta, y a veces encubierta, avanza muy rápido en los días que corren y, en nuestra opinión, debemos reconocerla tal cual es, incesante y eternamente, y resistirnos a ella. Mieussy, Francia (23-07-2006)
Traducción: Ramón Vera Herrera
Gentileza:: Guillermo C. Cohen-DeGovia
NOVEDAD EDITORIAL
Fueron recientemente publicados los poco conocidos poemas de Harold Pinter, el premio Nobel de Literatura de 2005, que aparecen bajo un título que no se presta ninguna confusión: GUERRA. El texto que demuestra una inflexible posición crítica de su autor, a los conflictos bélicos de Iraq, fue puesto en las librerías por Ediciones de la Flor y cuenta con una excelente y comprensiva traducción de Andrew Graham-Yooll.
Resulta curioso escribir sobre este libro ya que, a la grata sorpresa de su aparición, se suma el hecho de haber conocido recientemente a su traductor en una de las reuniones más sorprendentes que ofrece esta misteriosa Buenos Aires. Nos referimos a LA MESA DE LOS JUEVES, un encuentro de notables periodistas, donde de tanto en tanto aparece Graham-Yooll.
Walter Cassara en el diario La Nación nos informó sobre el libro en estos términos: Resulta paradójico, pero la guerra que es, desde todo punto de vista, un hecho atroz, puede también convertirse en un hermoso libro de poemas. Para comprobarlo, bastaría sólo con mencionar a Wilfred Owen y Sigfried Sassoon, poetas ingleses que combatieron en las sanguinarias trincheras de la Primera Guerra Mundial, y que registraron sus experiencias con un lirismo tan crudo y testimonial, así como logrado formalmente. A ellos habría que sumarles ahora el nombre del dramaturgo Harold Pinter, que ha publicado Guerra, una breve colección de poemas escritos contra la invasión a Irak. No obstante, a diferencia de sus ilustres precursores -que expresaron en términos poéticos una tragedia vivida en carne propia en los campos de batalla-, Pinter nos habla de una guerra que juzga petulante y estúpida, pero de la cual en verdad no sabemos absolutamente nada.
De ahí que el autor se pregunte, con un sentido común que podría ser el de cualquier ciudadano más o menos conciente de estos días:
¿Dónde está el cuerpo muerto?
¿Quién halló el cuerpo muerto?
¿El cuerpo muerto estaba muerto cuando fue hallado?
¿Cómo se halló el cuerpo muerto?
El libro en sí contiene, aparte de los poemas de Pinter, una introducción de Graham-Yooll y una imperdible entrevista que mantuviera el traductor con el dramaturgo inglés. También discursos de Pinter en ocasión de recibir un título honorario en Turín y al recibir el Premio Wilfred Owen. Pero quizás algo importante, para emprender la lectura de estos poemas, es lo que dice Graham-Yooll en el primer párrafo de su introducción: "Siempre me pareció que Harold Pinter podía ser parte de Buenos Aires. Había algo en su obra dramática que pertenecía a esta ciudad, su lenguaje se escuchaba, se recibía y también se transmitía, en conversación y sentimiento. (...)" A partir de estas significativas palabras no es difícil imaginar el diálogo con la literatura, las ideas y la personalidad de Pinter que se establece. Sinceramente, un texto para aprovechar en muchos sentidos.
Una profunda visión sobre el crudo enfrentamiento del dramaturgo, con una realidad que nos compromete a todos, pero que en sus trazos más groseros nos negamos a asumir aún desde el conocimiento emocional.
(Reseña: J. B.)
Chomsky, Harold Pinter y José Saramago
El capítulo más reciente del conflicto entre Israel y Palestina comenzó cuando efectivos israelíes se llevaron por la fuerza a dos civiles, un médico y su hermano, de Gaza. Tal incidente casi no se cubrió en ningún lado, excepto en la prensa turca. Al día siguiente los palestinos capturaron a un soldado israelí y propusieron un intercambio negociado por los prisioneros que han tomado los israelíes: hay aproximadamente 10 mil de ellos en las cárceles de Israel. Que este "rapto" fuera considerado una atrocidad, mientras se considera un hecho lamentable pero realista de la vida que las Fuerzas de Defensa (¡!) Israelíes ejerzan la ilegal ocupación militar de Cisjordania y la apropiación sistemática de sus recursos naturales, en particular el agua, es típico de la doble moral empleada recurrentemente por Occidente ante lo que les ha sobrevenido a los palestinos, durante los últimos 70 años, en la tierra que les asignaron los tratados internacionales. Hoy, a la atrocidad le sigue otra atrocidad: los proyectiles improvisados se cruzan con los sofisticados misiles. Estos últimos hallan su blanco donde viven los pobres, desheredados y hacinados, que esperan la llegada de lo que alguna vez se llamó justicia. Ambas categorías de proyectiles desgarran los cuerpos de manera horrible; ¿quién, salvo los comandantes en combate, puede olvidar esto por un momento? Cada provocación y su contragolpe se impugnan y son motivo de sermones. Pero los subsecuentes alegatos, acusaciones y solemnes promesas sólo sirven de distracción, para evitar que el mundo preste atención a una estratagema militar, económica y geográfica de largo plazo cuyo objetivo político es nada menos que la liquidación de la nación palestina. Esto tiene que decirse fuerte y claro porque la estratagema, sólo a medias manifiesta, y a veces encubierta, avanza muy rápido en los días que corren y, en nuestra opinión, debemos reconocerla tal cual es, incesante y eternamente, y resistirnos a ella. Mieussy, Francia (23-07-2006)
Traducción: Ramón Vera Herrera
Gentileza:: Guillermo C. Cohen-DeGovia
NOVEDAD EDITORIAL
Fueron recientemente publicados los poco conocidos poemas de Harold Pinter, el premio Nobel de Literatura de 2005, que aparecen bajo un título que no se presta ninguna confusión: GUERRA. El texto que demuestra una inflexible posición crítica de su autor, a los conflictos bélicos de Iraq, fue puesto en las librerías por Ediciones de la Flor y cuenta con una excelente y comprensiva traducción de Andrew Graham-Yooll.
Resulta curioso escribir sobre este libro ya que, a la grata sorpresa de su aparición, se suma el hecho de haber conocido recientemente a su traductor en una de las reuniones más sorprendentes que ofrece esta misteriosa Buenos Aires. Nos referimos a LA MESA DE LOS JUEVES, un encuentro de notables periodistas, donde de tanto en tanto aparece Graham-Yooll.
Walter Cassara en el diario La Nación nos informó sobre el libro en estos términos: Resulta paradójico, pero la guerra que es, desde todo punto de vista, un hecho atroz, puede también convertirse en un hermoso libro de poemas. Para comprobarlo, bastaría sólo con mencionar a Wilfred Owen y Sigfried Sassoon, poetas ingleses que combatieron en las sanguinarias trincheras de la Primera Guerra Mundial, y que registraron sus experiencias con un lirismo tan crudo y testimonial, así como logrado formalmente. A ellos habría que sumarles ahora el nombre del dramaturgo Harold Pinter, que ha publicado Guerra, una breve colección de poemas escritos contra la invasión a Irak. No obstante, a diferencia de sus ilustres precursores -que expresaron en términos poéticos una tragedia vivida en carne propia en los campos de batalla-, Pinter nos habla de una guerra que juzga petulante y estúpida, pero de la cual en verdad no sabemos absolutamente nada.
De ahí que el autor se pregunte, con un sentido común que podría ser el de cualquier ciudadano más o menos conciente de estos días:
¿Dónde está el cuerpo muerto?
¿Quién halló el cuerpo muerto?
¿El cuerpo muerto estaba muerto cuando fue hallado?
¿Cómo se halló el cuerpo muerto?
El libro en sí contiene, aparte de los poemas de Pinter, una introducción de Graham-Yooll y una imperdible entrevista que mantuviera el traductor con el dramaturgo inglés. También discursos de Pinter en ocasión de recibir un título honorario en Turín y al recibir el Premio Wilfred Owen. Pero quizás algo importante, para emprender la lectura de estos poemas, es lo que dice Graham-Yooll en el primer párrafo de su introducción: "Siempre me pareció que Harold Pinter podía ser parte de Buenos Aires. Había algo en su obra dramática que pertenecía a esta ciudad, su lenguaje se escuchaba, se recibía y también se transmitía, en conversación y sentimiento. (...)" A partir de estas significativas palabras no es difícil imaginar el diálogo con la literatura, las ideas y la personalidad de Pinter que se establece. Sinceramente, un texto para aprovechar en muchos sentidos.
Una profunda visión sobre el crudo enfrentamiento del dramaturgo, con una realidad que nos compromete a todos, pero que en sus trazos más groseros nos negamos a asumir aún desde el conocimiento emocional.
(Reseña: J. B.)
4 ago 2006
EL HOMBRE AMENAZADO
La importancia de las cosas
(Especial desde España por Jaime Richard)
Hay estudiosos que analizan el comportamiento humano desde diversos puntos de vista. Pero el estudio parte de la base de que el individuo se encuentra ordinariamente en tiempos de placidez, de absoluta paz, cuando es todo lo contrario, vive siempre con su paz amenazada, siempre amenazado por el peligro, sea de violencia física, sea de violencia moral. Y esos estudios apenas consideran la importancia que en el comportamiento tiene el peligro, habida cuenta que cada cual lo percibe de distinta manera en cada coyuntura...
No ya un sociobiólogo de universidad americana tan dadas al análisis del conductismo, sino simplemente un arzobispo, un cardenal, un papa, por ejemplo, ajenos a todo lo demás, es decir, a las gravísimas cosas que suceden en el mundo, se desquician señalando como cuestiones graves lo que son cuestiones banales al lado de lo que hacen dirigentes mundiales masacrando a poblaciones enteras sin escrúpulos... Jamás se le ha oído anatematizarles. Jamás hemos leído una condena rotunda suya en la primera plana de un periódico. Prefieren cebarse en lo irrelevante a condenar y reconvenir a esos desalmados que por razones espúreas, con premeditación y alevosía cometen crímenes contra la Humanidad. Y todo porque -dirán- "eso" no es asunto suyo... Y es que efectivamente, lo suyo, lo de la Iglesia, lo de los cardenales, lo de los papas es prestar atención a lo banal precisamente para dejar intacto lo más importante: lo que destruye al mundo y a sus seres... En realidad el mundo siempre ha funcionado igual. Los más fornidos, los que tenían la maza más grande, los ociosos, los holgazanes, los dementes y los que daban nulo interés a la vida, siempre han sido los pendencieros que impedían una atmósfera de paz allá donde estuvieran. Hay algunas diferencias con el paso del tiempo, y bastantes notables en cuanto a la índole de los cabrones. Los reyes acababan siéndolo por su fuerza física superior respecto a los demás componente de clanes, tribus y hordas. Como en el reino animal. El más potente es dueño y señor de la manada. Pero a medida que se fueron sofisticando los instrumentos de muerte, fue pasando sucesivamente a un segundo hasta llegar a un último plano el hecho de ser el más fuerte. Bastaba con la habilidad: un paso más en la capacidad evolutiva. La cuestión estaba en saber cómo proveerse del instrumento más mortífero inventado por otros. Y esto en principio ya no requería fuerza bruta, sino astucia y aptitudes para maniobrar y para hacerse con él. Y entonces, a medida que el instrumento alcanzaba más eficacia, es decir podía matar a más con menor número de instrumentistas, el dueño del mismo se alejaba más del lugar en que causaba más destrucción. Con ello se operaba un fenómeno nuevo: más muerte, con menos gente, más lejos del punto donde la muerte se producía y menos riesgo de muerte propia por parte de quien manejaba a distancia el instrumento. Y aquí, hoy, en la actualidad, hemos llegado al punto más alto. Ni siquiera los que deciden las muertes masivas ya precisan de bunkers o refugios. El último lo usó Hitler y además inútilmente... Con una sola herramienta, un dedo puede matar a millones y millones de personas, destruir ciudades y acabar con el mundo entero. Si no se ha decidido nadie todavía a hacerlo, no es por miramiento. Ni siquiera por temor a sucumbir también quien aprieta el botón y quien ordena apretarlo. Es, porque se acabaría el videojuego. Hay que seguir jugando, seleccionando las víctimas, recreándose en el espectáculo del horror real. No basta el virtual. Porque además hoy no es preciso ir al campo de batalla, pues el horror, los que lo ordenan y lo provocan, lo ven por televisión propia. Como el programa de cualquier parrilla.El mundo está loco desde que Dios o quien fuera lo inventó. Pero es que a todo eso se añade otra cuestión relacionada con el mayor goce. Otro de los divertimentos actuales tiene que ver con el deleite que produce la fabricación de normas, leyes y Resoluciones... para contravenirlas. No hay placer mayor. También, como en todo, hay notables diferencias entre lo que ocurría al principio y lo que sucede ahora. Al principio, en la noche de los tiempos, había pactos y reglas para librar batallas. Y los contendientes en efecto las cumplían. Cumplirlas y respetarlas formaba parte del placer de luchar. Luego empezaron a no cumplirse, a jugar con ventaja, como los deportistas que se dopan, pero se fingía cumplirlas, y en el fingimiento residía el placer. Hoy no. Hoy, por fin, ya no se cumplen. Porque el placer de los transgresores está justamente en eso, en el incumplimiento. Como el criminal en serie desafía a la policía. El paroxismo lo alcanzan los transgresores en un cóctel: una combinación de la fuerza máxima, con mínimos instrumentalistas, a la mayor distancia de la muerte y presenciando el espectáculo por teleobjetivo. No ya la premeditación y la alevosía o desproporción entre los medios empleados para cometer el crimen y la necesidad de emplearlos; no ya la inexistencia de motivos para invadir, para ocupar otros países y arrasarlos: el máximo placer está ya, en reírse ante las barbas de la Comunidad Internacional que inventó el Derecho Internacional, y de la ONU que promulgó las Resoluciones. El mayor placer está en reírse ante el mundo entero de su pasmo y de su consternación. Este es el placer del siglo XXI del que disfrutan los dementes que simulan dirigirlo. Cinco placeres en uno. Ahí es nada... Por algo los que no somos católicos preferimos mil veces las enseñanzas, por ejemplo, de Confucio: "Dame, Señor, fuerza para cambiar las cosas que puedo; paciencia para soportar las que no puedo cambiar; lucidez para distinguirlas".
(Especial desde España por Jaime Richard)
Hay estudiosos que analizan el comportamiento humano desde diversos puntos de vista. Pero el estudio parte de la base de que el individuo se encuentra ordinariamente en tiempos de placidez, de absoluta paz, cuando es todo lo contrario, vive siempre con su paz amenazada, siempre amenazado por el peligro, sea de violencia física, sea de violencia moral. Y esos estudios apenas consideran la importancia que en el comportamiento tiene el peligro, habida cuenta que cada cual lo percibe de distinta manera en cada coyuntura...
No ya un sociobiólogo de universidad americana tan dadas al análisis del conductismo, sino simplemente un arzobispo, un cardenal, un papa, por ejemplo, ajenos a todo lo demás, es decir, a las gravísimas cosas que suceden en el mundo, se desquician señalando como cuestiones graves lo que son cuestiones banales al lado de lo que hacen dirigentes mundiales masacrando a poblaciones enteras sin escrúpulos... Jamás se le ha oído anatematizarles. Jamás hemos leído una condena rotunda suya en la primera plana de un periódico. Prefieren cebarse en lo irrelevante a condenar y reconvenir a esos desalmados que por razones espúreas, con premeditación y alevosía cometen crímenes contra la Humanidad. Y todo porque -dirán- "eso" no es asunto suyo... Y es que efectivamente, lo suyo, lo de la Iglesia, lo de los cardenales, lo de los papas es prestar atención a lo banal precisamente para dejar intacto lo más importante: lo que destruye al mundo y a sus seres... En realidad el mundo siempre ha funcionado igual. Los más fornidos, los que tenían la maza más grande, los ociosos, los holgazanes, los dementes y los que daban nulo interés a la vida, siempre han sido los pendencieros que impedían una atmósfera de paz allá donde estuvieran. Hay algunas diferencias con el paso del tiempo, y bastantes notables en cuanto a la índole de los cabrones. Los reyes acababan siéndolo por su fuerza física superior respecto a los demás componente de clanes, tribus y hordas. Como en el reino animal. El más potente es dueño y señor de la manada. Pero a medida que se fueron sofisticando los instrumentos de muerte, fue pasando sucesivamente a un segundo hasta llegar a un último plano el hecho de ser el más fuerte. Bastaba con la habilidad: un paso más en la capacidad evolutiva. La cuestión estaba en saber cómo proveerse del instrumento más mortífero inventado por otros. Y esto en principio ya no requería fuerza bruta, sino astucia y aptitudes para maniobrar y para hacerse con él. Y entonces, a medida que el instrumento alcanzaba más eficacia, es decir podía matar a más con menor número de instrumentistas, el dueño del mismo se alejaba más del lugar en que causaba más destrucción. Con ello se operaba un fenómeno nuevo: más muerte, con menos gente, más lejos del punto donde la muerte se producía y menos riesgo de muerte propia por parte de quien manejaba a distancia el instrumento. Y aquí, hoy, en la actualidad, hemos llegado al punto más alto. Ni siquiera los que deciden las muertes masivas ya precisan de bunkers o refugios. El último lo usó Hitler y además inútilmente... Con una sola herramienta, un dedo puede matar a millones y millones de personas, destruir ciudades y acabar con el mundo entero. Si no se ha decidido nadie todavía a hacerlo, no es por miramiento. Ni siquiera por temor a sucumbir también quien aprieta el botón y quien ordena apretarlo. Es, porque se acabaría el videojuego. Hay que seguir jugando, seleccionando las víctimas, recreándose en el espectáculo del horror real. No basta el virtual. Porque además hoy no es preciso ir al campo de batalla, pues el horror, los que lo ordenan y lo provocan, lo ven por televisión propia. Como el programa de cualquier parrilla.El mundo está loco desde que Dios o quien fuera lo inventó. Pero es que a todo eso se añade otra cuestión relacionada con el mayor goce. Otro de los divertimentos actuales tiene que ver con el deleite que produce la fabricación de normas, leyes y Resoluciones... para contravenirlas. No hay placer mayor. También, como en todo, hay notables diferencias entre lo que ocurría al principio y lo que sucede ahora. Al principio, en la noche de los tiempos, había pactos y reglas para librar batallas. Y los contendientes en efecto las cumplían. Cumplirlas y respetarlas formaba parte del placer de luchar. Luego empezaron a no cumplirse, a jugar con ventaja, como los deportistas que se dopan, pero se fingía cumplirlas, y en el fingimiento residía el placer. Hoy no. Hoy, por fin, ya no se cumplen. Porque el placer de los transgresores está justamente en eso, en el incumplimiento. Como el criminal en serie desafía a la policía. El paroxismo lo alcanzan los transgresores en un cóctel: una combinación de la fuerza máxima, con mínimos instrumentalistas, a la mayor distancia de la muerte y presenciando el espectáculo por teleobjetivo. No ya la premeditación y la alevosía o desproporción entre los medios empleados para cometer el crimen y la necesidad de emplearlos; no ya la inexistencia de motivos para invadir, para ocupar otros países y arrasarlos: el máximo placer está ya, en reírse ante las barbas de la Comunidad Internacional que inventó el Derecho Internacional, y de la ONU que promulgó las Resoluciones. El mayor placer está en reírse ante el mundo entero de su pasmo y de su consternación. Este es el placer del siglo XXI del que disfrutan los dementes que simulan dirigirlo. Cinco placeres en uno. Ahí es nada... Por algo los que no somos católicos preferimos mil veces las enseñanzas, por ejemplo, de Confucio: "Dame, Señor, fuerza para cambiar las cosas que puedo; paciencia para soportar las que no puedo cambiar; lucidez para distinguirlas".
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