Nos abandonó un referente
sustancial de la cultura nacional
La primera noticia que apareció en la pantalla del televisor me trajo mucha tristeza. Golperon con saña algunos recuerdos que uno ya creía olvidados. Sus viajes a Córdoba, por sus publicaciones en Hortensia, y aquellos "paseos" desde la redacción (CALLE Silvestre Remonda), hasta Villa Allende para comer helados fabricados por "la mejor heladería del mundo".
Esos viajecitos en el R12 eran la manía de Alberto Cognigni (el director de Hortensia), que practicaba con algunos visitantes; y agregaba, a ellos, la compañía de Cristobal Reynoso (Crist) y de algún otro.
En algunos casos le tocó en suerte compartir, esa intimidad de creadores, al que escribe estas líneas. Y digo en suerte por que aquel trio de "filosofos humoristas" resultaba casi siempre en una clase magistral sobre esa otra mirada como ellos miraban al mundo y a su triste realidad. Oponiendo, como bandera de lucha, el humor a toda costa.
Así fue para ellos (dos ya no están), que la miraban siempre desde el otro lado. Ese otro lado sin red y sin concesiones. Un niverso plagado de dolores e injusticias. Pero aquellos les servía para el humor que les brotaba.
Alberto Cognigni y Roberto Fontarrosa ya no están con nosotros, están, suponemos, adonde todos iremos algún día. Allí con suerte y alguna buena recomendación nos encontraremos nuevamente con este rosarino apasionado de las ideas, la reflexión profunda y de su Rosario Central.
De estos recuerdos m´nimos hace tan poco tiempo, aún cuando cronológicamente ya está tan lejanos, que la tristeza del abrazo (del hasta siempre negro), es hoy un gesto algo vacío y lleno de nostalgia como el de cualquier despedida.
Inodoro Pereyra, junto a la Eulogia y su perro Mendieta; Boggie, el aceitoso; los integrantes de la mítica "Mesa de los Galanes" del no menos mítico bar El Cairo; Rosario Central y la pública organización "clandestina" OCAL (Organización Canalla Anti Leprosa) son parte de la galería de personajes, lugares y hechos que nacieron de la capacidad creadora del Negro Fontanarrosa, un futbolero puesto a hacer jueguito con un lápiz, una Olivetti o una computadora, para la emoción de sus pares de tablón y la envidia de la soberbia ilustrada.
Una imaginación inagotable, recursos técnicos y un estilo que cuenta, relata, describe, con calidad brillante, el detalle por el que se percibe la vida de hombres y mujeres cuya identidad encontraron en sus palabras el reflejo más exacto.
Dueño de esa agudeza especial, Fontanarrosa supo aplicar humor aún en los ámbitos más formales, aunque sus dichos siempre provocaron reflexión, como su recordada intervención en el Congreso de la Lengua realizado en su Rosario natal.
"No sé quién define lo que es vulgar y lo que no es vulgar. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Soy fundamentalmente un dibujante, con lo cual más de uno se preguntará 'qué hace este muchacho en esta mesa'. Hay palabras de las denominadas malas palabras que son irreemplazables, por sonoridad, por fuerza y por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que 'es un pelotudo'. El secreto de la palabra pelotudo. ya universalizada -no sé si ya está en el Diccionario Panhispánico de Dudas- podría referirse a un utilero de fútbol. El secreto y la fuerza está en la letra 't'", dijo aquel día.
Pesar de la UTPBA
MURIÓ ROBERTO FONTANARROSA
Desde Buenos Aires La Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), expresó su profundo dolor por la muerte del escritor, humorista y dibujante Roberto Fontanarrosa, habitante imprescindible de la cultura nacional contemporánea. El "negro" Fontanarrosa –recordó la organización gremial- era así de esa manera como todos queremos queremos y debemos recordarlo: un luchador de las ideas que siempre antepuso la risa como bandera y forma de pensar el mundo. UTPBA (ANC-UTPBA).
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