Estas REFLEXIONES POLÍTICAS pertenecen a Hilario Wynarczyk que es Doctor en Sociología. Socio fundador y miembro de la Asamblea Directiva del CALIR, Asesor de la Secretaría de Culto de la Cancillería 1999-2001. Miembro de la RELEP, el Programa Latinoamericano de Estudios Socio-Religiosos, PROLADES, y la asociación de Cientistas Sociales de la Religión en el Mercosur. Curiosamente y desde su punto de vista Wynarczyk habla de lo que sucederá a partir del lunes en la Argentina y del significado de la participación cívica el próximo domingo en las peleadas elecciones legislativas. Hay formas nuevas en el ejercicio democrático de la civilidad y este análisis, que nos hizo llegar un amigo, lo refleja de alguna manera. Veamos lo que dice don Hilario y estas son sus palabras:
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“En la Argentina tenemos un sistema constitucional republicano, basado en la alternancia en el poder, la elección de los funcionarios mediante el voto, la división de los poderes y los controles sobre los poderes del Estado. Este sistema indudablemente funciona pero también es cierto que la cultura política de los argentinos, no es completamente republicana. De hecho a comienzos del 82 los argentinos fueron reprimidos por un gobierno militar en el mes de marzo, y el 2 de abril se plegaron a una aventura bélica en las islas Malvinas, que resultó desastrosa en vidas humanas, recursos económicos y el impacto psicológico sobre la identidad de los argentinos.
En nuestro país contamos con fuertes rasgos autoritarios y populistas
inscriptos en nuestras conductas cívicas, y por otra parte, tendencias a
evitar el cumplimiento de las normas, lo cual contribuye a que el
sistema no funcione bien. Se trata de un círculo vicioso porque la falta
de premios y castigos trabaja en definitiva como un dispositivo
pedagógico para aprender a no cumplir las normas.
Este dispositivo es una influencia ambiental que actúa sobre las
personas desde que son muy jóvenes, como lo vemos con los jóvenes que matan personas con sus autos y huyen o los ciclistas que circulan por las veredas y a contramano.
En tal sentido es importante que las personas se incorporen a la
política, que reclamen derechos y lugares y que participen en forma
responsable. Es necesaria una participación decidida para aumentar la
calidad institucional del país y para hacer que el Estado integre mejor
los intereses de las personas y los colectivos y brinde respuestas a
esos intereses.”
Y AGREGA MAS ADELANTE: “La experiencia muestra bien que la creación de partidos políticos confesionales es mala. En primer término porque va contra la laicidad del Estado, que es un hecho conveniente para el mejor funcionamiento de una democracia. En segundo lugar porque está probado que esos partidos no funcionan en escenarios como el de la Argentina.” “ De todos modos –TERMINA DICIENDO- resulta inevitable en cualquier organización política. Es parte de la condición humana y algunas veces inevitable dependiendo de la presión de las circunstancias. Lo importante es aminorar sus efectos negativos.”