Como el Estado ha muerto la sociedad
comienza a recrear sus vínculos
sociales para crear nuevas instituciones.
comienza a recrear sus vínculos
sociales para crear nuevas instituciones.
Raúl Domingo Motta, filósofo y espistemólogo, es director de la Cátedra Itinerante UNESCO "Edgar Morin". Hace poco habló en Rosario y también conversó con Agora 21. En ese momento comenzó indicando que la filosofía, la poesía y la agricultura, nacieron juntas. "La palabra ‘verso’ —de la poesía— se origina en la palabra ‘versus’, que en latín hacía referencia a la costura en la tierra producida por la labranza. En el montículo que separaba cada surco separaba el poeta para cantar, invocando a que la visión de los dioses le sea propicia al cultivo. Ellos sabían que por más tecnología que tuvieran no podían controlar todas las variables. Sin embargo, cuando surgía un acto de soberbia y desmesura, es decir, creer que con la tecnología podían controlar todo, comenzaba la decadencia."
¿Se refiere a la sociedad del conocimiento que supuestamente nos gobierna?
- Así es –respondió- porque a lo que ahora se denomina sociedad del conocimiento se le ha dado vuelta la taba". Y prosiguió: "Todo el desarrollo económico, social y productivo presente es fruto de especializaciones tecnológicas y del conocimiento. No obstante ello, esta fragmentación necesaria para ser eficientes tiene un precio: se pierde de vista la relación de las cosas y la multiplicidad de dimensiones".
Argumentó que tal situación no era un tema importante hace 30 años, donde los problemas eran abordados por especialistas. Hoy, es campo del filósofo, que es generalista y, por lo tanto, experto en relaciones.
"Hoy se dio vuelta la taba porque la mayoría de los problemas de la sociedad, incluido el conocimiento, es un problema global. La mayoría de los problemas más acuciantes de la sociedad no pertenecen a ninguna especialidad y requieren articular especialidades donde no hay entrenamiento de gestión para trabajar adecuadamente", acotó.
Enseguida, afirmó que ese territorio ha cambiado sustancialmente y que está en plena transformación, con variables globales y problemas generales.
Agregó: "Los problemas están abarcando todo, pero no podemos saber todo. Por lo tanto, hay que conformar alianzas en la macro y en lo micro. Ya no puedo ser solamente ingeniero, ahora también tengo que ser sociólogo, tener una visión cultural y política. Y a la inversa, si un sociólogo no sabe de transformación, de ingeniería y de tecnología, tampoco puede hablar de la sociedad. A los profesionales en general les está pasando lo mismo. ¿Qué es lo que está sucediendo? Acá falta algo y es que la transformación del conocimiento y de la producción. A todos se les olvidó de algo que tiene dos facetas: primero, que hay sociedad, no solamente mercado, y que no puede haber un mercado sin sociedad. Segundo, que el ingeniero no es sólo ingeniero, que el cliente no es sólo cliente, sino una persona, un ser humano y que está inmerso en una sociedad. Hemos avanzado tremendamente en producción, tecnología, máquinas, insumos, química, pero... ¿somos felices?; ¿resolvemos los problemas más serios de nuestras sociedades? Hay un paquete tecnológico, otro científico, otro de gestión económica, pero falta algo que no cierra: el paquete de gestión social".
- Así es –respondió- porque a lo que ahora se denomina sociedad del conocimiento se le ha dado vuelta la taba". Y prosiguió: "Todo el desarrollo económico, social y productivo presente es fruto de especializaciones tecnológicas y del conocimiento. No obstante ello, esta fragmentación necesaria para ser eficientes tiene un precio: se pierde de vista la relación de las cosas y la multiplicidad de dimensiones".
Argumentó que tal situación no era un tema importante hace 30 años, donde los problemas eran abordados por especialistas. Hoy, es campo del filósofo, que es generalista y, por lo tanto, experto en relaciones.
"Hoy se dio vuelta la taba porque la mayoría de los problemas de la sociedad, incluido el conocimiento, es un problema global. La mayoría de los problemas más acuciantes de la sociedad no pertenecen a ninguna especialidad y requieren articular especialidades donde no hay entrenamiento de gestión para trabajar adecuadamente", acotó.
Enseguida, afirmó que ese territorio ha cambiado sustancialmente y que está en plena transformación, con variables globales y problemas generales.
Agregó: "Los problemas están abarcando todo, pero no podemos saber todo. Por lo tanto, hay que conformar alianzas en la macro y en lo micro. Ya no puedo ser solamente ingeniero, ahora también tengo que ser sociólogo, tener una visión cultural y política. Y a la inversa, si un sociólogo no sabe de transformación, de ingeniería y de tecnología, tampoco puede hablar de la sociedad. A los profesionales en general les está pasando lo mismo. ¿Qué es lo que está sucediendo? Acá falta algo y es que la transformación del conocimiento y de la producción. A todos se les olvidó de algo que tiene dos facetas: primero, que hay sociedad, no solamente mercado, y que no puede haber un mercado sin sociedad. Segundo, que el ingeniero no es sólo ingeniero, que el cliente no es sólo cliente, sino una persona, un ser humano y que está inmerso en una sociedad. Hemos avanzado tremendamente en producción, tecnología, máquinas, insumos, química, pero... ¿somos felices?; ¿resolvemos los problemas más serios de nuestras sociedades? Hay un paquete tecnológico, otro científico, otro de gestión económica, pero falta algo que no cierra: el paquete de gestión social".
LA CRISIS DE PARADIGMAS
Este fue especialmente el tema de la exposición en Rosario. Allí el expositor manifestó: "Toda la mercadería –fruto de "la sociedad del conocimiento" no se comercializa en Marte, se vende en el mundo, en una sociedad, en un pueblo, y si ese lugar se transforma tendrá que empezar a interesar porque es parte de la estrategia de venta, de posicionamiento. Aquí es donde creo que fallamos", señaló. Más adelante, se preguntó el doctor Motta si es posible sostener un mercado sin instituciones, para responder: "La transformación y el impacto de la revolución científica y tecnológica desbastó a las instituciones. El salto de transformación fue tan profundo que las instituciones no lo pueden absorber, porque no están adecuadas a la escala de estos procesos. Vivimos algo inédito: el agotamiento de instituciones que funcionaron en los últimos 300 años. Esto se denomina crisis de paradigmas".
Definió al paradigma como el modelo en los que se basa la humanidad para organizarse. Por ejemplo, el modelo de familia, el modelo de organización de la ciencia, el modelo de la institución moderna, el modelo de una cooperativa. Continuó diciendo que "una cosa es que cambien los componentes del paradigma y otra cosa es que se transforme el propio paradigma. Cuando el paradigma se transforma, nos quedamos sin modelo, sin referencia. Porque una cosa es que cambie la noción de bien y de mal. Otra muy distinta es que no haya valor de bien y de mal. Cuando se produce un cambio de paradigma no está en juego solamente la obsolescencia de la información; también están en juego algo mucho más profundo: los hábitos, las costumbres y las formas de ver las cosas están obsoletas. El cambio es mucho más profundo y mucho más ingrato. Esto quiere decir que el conocimiento y los hábitos que ayer eran eficientes, hoy atentan contra mi propia eficacia".
Precisó más adelante que se está viviendo una crisis de paradigmas de organización mundial y de organización humana. Agregó que "esto significa que las formas de gobierno, los actores de gobierno, la estructura de la sociedad, de los pueblos que recorren diariamente, ya son modelos obsoletos que todavía no tienen estructuras alternativas. La desaparición del Estado no es problema de estrategia política o de error político. Es un problema mayor y es que las transformaciones y problemas de la sociedad ya son enormes, es decir, ‘fuera de norma’ y esto significa ‘fuera de escala’, ‘fuera de la ley conocida’, ‘fuera de las normas de pensar aprendidas’. Decir que el Estado está frente a problemas enormes significa que está agotado como experiencia y forma de gestión política".
Este fue especialmente el tema de la exposición en Rosario. Allí el expositor manifestó: "Toda la mercadería –fruto de "la sociedad del conocimiento" no se comercializa en Marte, se vende en el mundo, en una sociedad, en un pueblo, y si ese lugar se transforma tendrá que empezar a interesar porque es parte de la estrategia de venta, de posicionamiento. Aquí es donde creo que fallamos", señaló. Más adelante, se preguntó el doctor Motta si es posible sostener un mercado sin instituciones, para responder: "La transformación y el impacto de la revolución científica y tecnológica desbastó a las instituciones. El salto de transformación fue tan profundo que las instituciones no lo pueden absorber, porque no están adecuadas a la escala de estos procesos. Vivimos algo inédito: el agotamiento de instituciones que funcionaron en los últimos 300 años. Esto se denomina crisis de paradigmas".
Definió al paradigma como el modelo en los que se basa la humanidad para organizarse. Por ejemplo, el modelo de familia, el modelo de organización de la ciencia, el modelo de la institución moderna, el modelo de una cooperativa. Continuó diciendo que "una cosa es que cambien los componentes del paradigma y otra cosa es que se transforme el propio paradigma. Cuando el paradigma se transforma, nos quedamos sin modelo, sin referencia. Porque una cosa es que cambie la noción de bien y de mal. Otra muy distinta es que no haya valor de bien y de mal. Cuando se produce un cambio de paradigma no está en juego solamente la obsolescencia de la información; también están en juego algo mucho más profundo: los hábitos, las costumbres y las formas de ver las cosas están obsoletas. El cambio es mucho más profundo y mucho más ingrato. Esto quiere decir que el conocimiento y los hábitos que ayer eran eficientes, hoy atentan contra mi propia eficacia".
Precisó más adelante que se está viviendo una crisis de paradigmas de organización mundial y de organización humana. Agregó que "esto significa que las formas de gobierno, los actores de gobierno, la estructura de la sociedad, de los pueblos que recorren diariamente, ya son modelos obsoletos que todavía no tienen estructuras alternativas. La desaparición del Estado no es problema de estrategia política o de error político. Es un problema mayor y es que las transformaciones y problemas de la sociedad ya son enormes, es decir, ‘fuera de norma’ y esto significa ‘fuera de escala’, ‘fuera de la ley conocida’, ‘fuera de las normas de pensar aprendidas’. Decir que el Estado está frente a problemas enormes significa que está agotado como experiencia y forma de gestión política".
COMPLEJIDAD
El doctor Raúl Motta planteó –en esa reciente exposición ante una numeroso público en Rosario sustuvo que-: el terreno en el que actúan está pasando a una incertidumbre y a una transformación, que atenta contra los conocimientos y la planificación existentes. Dijo que "esto es lo que denominamos ‘complejidad’. Complejidad significa que el aumento de variables en mi entorno es cada vez más difícil de manejar. No hay variables uniformes, sino que empiezan a aparecer variables que antes no se tenían en cuenta y problemas que no nos competían. Al empresario que decía que no le competía la política ahora le va a tener que competir porque no hay políticos. Insisto: empieza a aparecer un vacío. Hay gestión del conocimiento, hay gestión económica, hay gestión de ventas, pero falta la gestión social. Alguno puede decir que esto último es patrimonio del Estado, pero ‘papá’ Estado ha muerto. Estamos en una situación inédita, donde las instituciones creadas hace mucho tiempo ya no van más y no hay país en el mundo donde esta condición no se dé. Claro está, no es lo mismo sufrir esta situación en París, sentado y con euros en el bolsillo, que en Burkina Faso, pero en el fondo es lo mismo".
Argumentó que cuando sucede este fenómeno, tiene que volver a movilizarse lo que se llama la "creación social". La sociedad comienza a recrear sus vínculos sociales para crear nuevas instituciones. En este punto, las empresas empiezan tímidamente a hacer cosas interesantes o también, actos de hipocresía.
Además, mencionó que "hay que volver a un perfil más integral, donde debe haber gestión del conocimiento, eficacia de la gestión de mercado, pero también se debe crear una eficaz gestión social. Habría que volver a la idea de cooperativa en serio, pero con las nuevas tecnologías, con la nueva gestión del conocimiento y con lo aprendido en la eficacia empresarial. No recuperar esta faceta es no recuperar el sostenimiento del mercado y personas como ustedes se transforman en el jamón del sandwich, porque se exponen al desarrollar la gestión en medio de este territorio. El problema es si van a aparecer instituciones capaces de dedicarse no sólo a su negocio sino a intercambiar y tejer alianzas estratégicas para cuidarlo".
El doctor Raúl Motta planteó –en esa reciente exposición ante una numeroso público en Rosario sustuvo que-: el terreno en el que actúan está pasando a una incertidumbre y a una transformación, que atenta contra los conocimientos y la planificación existentes. Dijo que "esto es lo que denominamos ‘complejidad’. Complejidad significa que el aumento de variables en mi entorno es cada vez más difícil de manejar. No hay variables uniformes, sino que empiezan a aparecer variables que antes no se tenían en cuenta y problemas que no nos competían. Al empresario que decía que no le competía la política ahora le va a tener que competir porque no hay políticos. Insisto: empieza a aparecer un vacío. Hay gestión del conocimiento, hay gestión económica, hay gestión de ventas, pero falta la gestión social. Alguno puede decir que esto último es patrimonio del Estado, pero ‘papá’ Estado ha muerto. Estamos en una situación inédita, donde las instituciones creadas hace mucho tiempo ya no van más y no hay país en el mundo donde esta condición no se dé. Claro está, no es lo mismo sufrir esta situación en París, sentado y con euros en el bolsillo, que en Burkina Faso, pero en el fondo es lo mismo".
Argumentó que cuando sucede este fenómeno, tiene que volver a movilizarse lo que se llama la "creación social". La sociedad comienza a recrear sus vínculos sociales para crear nuevas instituciones. En este punto, las empresas empiezan tímidamente a hacer cosas interesantes o también, actos de hipocresía.
Además, mencionó que "hay que volver a un perfil más integral, donde debe haber gestión del conocimiento, eficacia de la gestión de mercado, pero también se debe crear una eficaz gestión social. Habría que volver a la idea de cooperativa en serio, pero con las nuevas tecnologías, con la nueva gestión del conocimiento y con lo aprendido en la eficacia empresarial. No recuperar esta faceta es no recuperar el sostenimiento del mercado y personas como ustedes se transforman en el jamón del sandwich, porque se exponen al desarrollar la gestión en medio de este territorio. El problema es si van a aparecer instituciones capaces de dedicarse no sólo a su negocio sino a intercambiar y tejer alianzas estratégicas para cuidarlo".
ALIGHIERI Y LOS NUEVOS TIEMPOS
Motta redondeó su exposición evocando e interpretando a Dante Alighieri. Señaló que este poeta florentino, escribió acerca de lo que hacían los hombres primitivos para sembrar en el claro de un bosque que previamente habían incendiado: "Primero, construían un templo, que es el símbolo de lo que había antes. El templo es una ficción. Los hombres lo inventaron para poder vivir quemando la tierra y hacer claros. El templo era para cuidar ese claro y la relación del hombre con la tierra".
En un ejercicio, junto a los presentes, comenzó a desglosar e interpretar aquellas palabras derivadas del concepto "templo": "intemperie", "tempo", "temporal", "tempestad", "tempor", "contemplo", "temperamento".
"¿Qué tienen en común esas palabras?. La raíz "tem", pero hay una palabra que niega a todas las demás: "intemperie". Cuando los filósofos decimos que hoy la sociedad está a la intemperie, es porque la crisis de paradigmas puso en jaque a todas sus instituciones (el templo del gobierno, el templo del espacio público, el templo del mercado). La palabra "templo" tiene que ver con "tempor". "Tempor" es una palabra muy antigua que está entre la transformación del latín y del español, que significa "autogobierno". Entonces, decir "intemperie" es decir que no hay templo, y si no hay templo no hay "tempor" (autogobierno)", dijo.
Y prosiguió: "¿Qué quiere decir "temperamento"? Tiene que ver con la cordura, con la capacidad del ser humano de ordenarse, de equilibrarse. ¿Qué es "tempo"? Es el ritmo común, la sincronización social. ¿Y "tempus"? Es una palabra latina asociada con el temporal (hueso de la cabeza). Es la parte donde los cabellos se blanquean y se asocia con el tiempo que queda de vida. Las damas y algunos caballeros le han encontrado la solución tiñiéndose el cabello. El ser humano está ocultando algo que si está presente todos los días no lo deja vivir. Entonces, todas las estrategias del templo son para ocultar el caos, la muerte, y resistir el paso del tiempo con templanza, con "tempor" (autogobierno), con organización, con coordinación, para poder enfrentar a la tempestad (cambio climático, narcotráfico, guerras, enfermedades). Y decir que todos estamos a la intemperie es concluir que no hay templos, que no tenemos temperamento".
Motta redondeó su exposición evocando e interpretando a Dante Alighieri. Señaló que este poeta florentino, escribió acerca de lo que hacían los hombres primitivos para sembrar en el claro de un bosque que previamente habían incendiado: "Primero, construían un templo, que es el símbolo de lo que había antes. El templo es una ficción. Los hombres lo inventaron para poder vivir quemando la tierra y hacer claros. El templo era para cuidar ese claro y la relación del hombre con la tierra".
En un ejercicio, junto a los presentes, comenzó a desglosar e interpretar aquellas palabras derivadas del concepto "templo": "intemperie", "tempo", "temporal", "tempestad", "tempor", "contemplo", "temperamento".
"¿Qué tienen en común esas palabras?. La raíz "tem", pero hay una palabra que niega a todas las demás: "intemperie". Cuando los filósofos decimos que hoy la sociedad está a la intemperie, es porque la crisis de paradigmas puso en jaque a todas sus instituciones (el templo del gobierno, el templo del espacio público, el templo del mercado). La palabra "templo" tiene que ver con "tempor". "Tempor" es una palabra muy antigua que está entre la transformación del latín y del español, que significa "autogobierno". Entonces, decir "intemperie" es decir que no hay templo, y si no hay templo no hay "tempor" (autogobierno)", dijo.
Y prosiguió: "¿Qué quiere decir "temperamento"? Tiene que ver con la cordura, con la capacidad del ser humano de ordenarse, de equilibrarse. ¿Qué es "tempo"? Es el ritmo común, la sincronización social. ¿Y "tempus"? Es una palabra latina asociada con el temporal (hueso de la cabeza). Es la parte donde los cabellos se blanquean y se asocia con el tiempo que queda de vida. Las damas y algunos caballeros le han encontrado la solución tiñiéndose el cabello. El ser humano está ocultando algo que si está presente todos los días no lo deja vivir. Entonces, todas las estrategias del templo son para ocultar el caos, la muerte, y resistir el paso del tiempo con templanza, con "tempor" (autogobierno), con organización, con coordinación, para poder enfrentar a la tempestad (cambio climático, narcotráfico, guerras, enfermedades). Y decir que todos estamos a la intemperie es concluir que no hay templos, que no tenemos temperamento".
Asimismo, argumentó que la salida pusilánime ha sido la creación de los countries: "Es una especie de autismo asediado, porque la gente que allí vive se cree que está inmunizada de los problemas globales. Como si el cambio climático, la pobreza, la crisis social, las enfermedades, el SIDA, fueran parados por la empresa de seguridad que lo custodia. El asedio que hoy sufren los countries deviene en intranquilidad interior. Entonces, se descubre que adentro de ellos hay un infierno porque el ser humano lleva a la sociedad adentro".
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