26 mar 2008

DICOTOMIA-POR AGORA 21

¡Por favor, hermanos,
no ayuden a remar,
que nos hundimos!

Pareciera que desde siempre "la dicotomía" como modelo de la realidad, fácilmente se instala en los actos de nosotros los argentinos. Civilización o barbarie… Anoche, como seguramente todos sabrán, bastante gente salió a "cacerolear" su apoyo al campo…, a los productores rurales, que ajenos a muchas cosas de la ciudad, tratan de defender sus intereses como buenos chacareros.
Esto nos suena cómo que nuevamente "la dicotomía" y "el barbarismo ciudadano" se instala cual un virus de la variedad "espiritus-patrioticus", y que nuevamente borra las fronteras entre lo que significa la producción rural en el mundo actual. Ahora, por esas cosas de los estas emocionales "la ciudad apoya al campo". En el contexto de tamañas "desinteligencias" sólo nos queda preguntarnos: ¿Qué nos pasa compatriotas? ¿Adonde queremos llegar?



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Si algo sucede respecto a "la producción rural" es que "la confusión histórica sigue igual que siempre. Nunca se pensó desde el Estado –seria y con visión de futuro- en los recursos agrícolas como "una de las partes" de un proyecto de crecimiento sostenible y a favor de la Argentina como un verdadero proyecto de Nación. En la ciudad –la gente que normalmente la habita y en especial en La Reina del Plata-, nadie piensa en el campo como aquello que verdaderamente es: sostén productivo de la supervivencia de la misma. Es algo que simplemente existe…, algo que simplemente se da. El cómo, por lo general, no existe. Además "chacarero" para los porteños siempre fue un peyorativo al estilo de "cabecita negra". Un delito de odio hacia los que ellos consideran inferiores a sí mismo.
En el campo, quienes se dedican a estos menesteres, tratan en lo posible de cuidar sus intereses. Lo de anoche: cacerolas van y cacerolas vienen, no ayuda a la gente de campo. Más bien –afirmaríamos- la perjudica en el mejor de los casos o se la está usando políticamente en el más real de los escenarios. Para los productores rurales la sensación es confusa: Sienten que el Estado tiene que seguir sosteniendo sus privilegios. Piensan que si bien se creía que todo estaba inventado y que ya no había margen para nuevas exacciones al bolsillo de los productores –estos-, seguramente estaban equivocados. El esquema de retenciones móviles anunciado por el ministro de Economía, Martín Lousteau, dos semanas atrás demuestra –nos decían-, "que la inventiva oficial para generar más recursos fiscales no tiene límites. Tampoco la voracidad con que se intenta recaudar para el Tesoro nacional, sin medir las consecuencias ni reparar en injusticias."
"Bajo el curioso argumento de detener la "sojización", el ministro argumentó la imposición de nuevos incrementos al impuesto que grava las exportaciones de granos y oleaginosas. Y se abona la falaz teoría de que la soja es culpable de la falta de leche y carne, productos que preocupan al gobierno por sus efectos inflacionarios, aunque nada se ha hecho en esta gestión para instrumentar un plan que haga posible el aumento de la productividad."

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Según la óptica oficial, la "compensación" en este caso es una caída del 1% sobre las exportaciones de maíz y trigo, aunque está claro que estos cultivos tendrán también un esquema de retenciones móviles según sean los precios internacionales coyunturales. Si suben los precios FOB, más pagará el sector también en estos granos. La soja , en tanto su valor de mercado esté dentro de una escala de 501 a 600 dólares, pasa del 43% al 49% y si supera los 600 dólares, la alícuota quedará por encima de la barrera del 49% como piso. En el caso del girasol, por arriba de los 500 dólares el tributo será del 45% y por sobre los 600 dólares, el 45% en adelante. Muchos analistas han considerado a estos valores como virtualmente confiscatorios.
Tras conocerse la medida oficial, el campo reaccionó de manera inmediata y unánime. Es así que se dispusieron movilizaciones en el interior del país, además de un paro que inicialmente sería de 48 horas (jueves 13 y viernes 14 de marzo) y que luego se extendió en el tiempo, hasta tanto el gobierno acepte iniciar un diálogo con el compromiso de revisar esta política perjudicial para el interés de los productores, las provincias y los pueblos del interior del país. Ahora, desde anoche, las principales ciudades del país se han manifestado en su intención de protesta a favor de lo que venían haciendo los productores. ¡Por favor, hermanos, no ayuden a remar, que nos hundimos!

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En los últimos días, entre otras manifestaciones de rechazo desde diversos sectores políticos y de la producción, surgió una comunicación aprobada por la Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe, que expresa el rechazo al esquema de retenciones impuestas al agro por el Poder Ejecutivo Nacional. Entre los fundamentos de la normativa, se afirma que "el sector agropecuario se ve alevosamente discriminado en relación a otras actividades económicas exportadoras y en esa lógica, nuestra provincia, por ser una de las principales productoras, se encuentra aportando al fisco nacional sumas siderales que no son coparticipables ni regresan en obras de infraestructura". Es esta la única medida "política" con algún sentido. Lo de anoche, para decirlo en el mismo sentido que ellos utilizan la protesta, es simple payasada y política de la peligrosa para todos nosotros.


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Como se verá -ya que este es un caso de actualidad- entre un paquete de verdades está oculta una mentira: seguimos sin un proyecto social coherente y vamos "a los ponchazos" hacia un futuro cada vez más incierto en el reino de las cotidianas incertidumbres.

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