Se realizó en Buenos Aires el Primer Congreso Americano de Biocombustibles
El vicepresidente Daniel Scioli inauguró, como saben quienes se interesaron por el tema, el Primer Congreso de Biocombustibles de las Américas. Los objetivos de la reunión eran tratar los avances en materia de esa fuente de energía, y como cierre, se presentó el ex vicepresidente norteamericano Albert "Al" Gore.
El Foro Internacional que se realizó en el Alvear Palace Hotel, ubicado en la avenida Alvear 1891, de la ciudad de Buenos Aires y estuvo como suele ser "tradicional" en estas reuniones rodeada de "secretos" y "manifestaciones" adversas y a favor. Para Scioli el encuentro se referió "a los desafíos del crecimiento y el cuidado ambiental" – como una especie de postura oficial-, y se desarrolló ante un auditorio compuesto por destacadas personalidades y expertos en la materia de distintos países del continente.
El Foro fue organizado por la Fundación Interamericana de Desarrollo (FIAD), presidida por Juan Carlos Iturregui y la Fundación Campo en Acción, dirigida por Julio Cesar Gutiérrez. El vicepresidente centró su disertación en la "situación de la Argentina frente a este sistema global" y los desafíos que representaría la armonización del cuidado ambiental en el marco del crecimiento, el desarrollo y la recuperación productiva y económica. Esto trajo como contrapartida no sólo ese entusiasmo habitual que este tipo de eventos. Las calles cercanas al hotel tuvieron que ser cortadas, debido a que diversos grupos de manifestantes se acercaron a la zona del Alvear para manifestarse con consignas contra Estados Unidos.
Cuando "Al" Gore llegó al país.
El político y ex vicepresidente de Estados Unidos fue, sin dudas, uno de los principales expositores. El problema politico, inherente a nuestros países, como siempre paso a segundo plano. El representante nortemearicano, como algunos entienden, es actualmente uno de los principales expositores a nivel internacional en lo que respecta al cuidado del medioambiente y los peligros que implican el cambio climático. Y aquí no se sabe bien si la intencionalidad es sincera o meramente política como suele suceder en todos estos casos puntuales.
El pidió no sobreestimar el papel de los biocombustibles. "Pueden ayudar", dijo, pero no deberían afectar el precio de los alimentos"."La acumulación de gases tóxicos en la atmósfera –señaló-, es negativa, y cualquier solución que pueda revertir el proceso, como el biocombustible, es buena, pero debe ser manejada con mucho cuidado".
"Hay que cuidar que no haya una excesiva deforestación, y que, por ejemplo, México siga teniendo maíz a precios accesibles, a pesar de la demanda de Estados Unidos para hacer etanol. Los precios de los alimentos no deberían subir demasiado", alertó.
Un "tonito" discursivo especial.
Las palabras de Gore –para muchos-, fueron más parecidas a una advertencia que a un aliento a la producción de biocombustible para el auditorio presente, compuesto en su mayoría por ejecutivos de las industrias aceitera, agroalimenticia y petrolera, que son en definitiva los principales interesados en desarrollar el negocio en el país. Gore protagonizó el documental Una verdad incómoda, por el que ganó un Oscar, en el que advierte sobre los efectos devastadores que podría ocasionar el cambio climático.
Contó con la solícita atención por centenares de empresarios, entre los que se encontraban Raúl Padilla (presidente de la Cámara de Industrias Aceiteras de la República Argentina), Jorge Rocchia Ferro (propietario de la planta de producción de etanol de azúcar más grande del país, de 350.000 litros/día), Daniel Lucci (uno de los mayores procesadores de limón de la Argentina) y representantes de Repsol YPF y BASF entre otras empresas.
"Esto –dijo-, no es más un problema político. Esto es un dilema moral, de supervivencia, que tendremos que resolver en los próximos años". Y dió estadísticas que afecta directamente al país del norte: "Por ejemplo, con el modelo actual de consumo energético, dentro de 45 años la concentración de dióxido de carbono habrá aumentado muchísimo la temperatura, hasta niveles insoportables". "Es un mito que hay que elegir entre el funcionamiento de la economía y la defensa del medio ambiente. Dos de las empresas automotrices que están trabajando en la reducción de emisiones, Toyota y Honda, tienen ganancias crecientes, mientras que la norteamericana General Motors, que no trabaja en el tema, tiene pérdidas", dijo Gore.
Todo su discurso, a pesar de las contradicciones que encerraba, sonó políticamente correcto. No se privó de criticar la negativa de su país de suscribir el Protocolo de Kyoto ni la política ambiental del presidente George W. Bush. "Una vez, un compañero de colegio preguntó si las costas de Africa y de América encajaban, y mi maestro le dijo: «No, estúpido», aunque es obvio hoy decir que sí, que encajan. Ese compañero ahora es drogadicto y mi maestro creo que está trabajando en la Casa Blanca", en referencia a Bush.
La perspectiva desde la Argentina.
Fuera de la "agenda" del Congreso se puede señalar que el desarrollo de una "plataforma" relacionada con la bioenergía en nuestro país contituye una oportunidad beneficiosa. Esta ofrecería, por un lado, la posibilidad de trasladar las ventajas comparativas del campo a la desarrollada agroindustria argentina en expansión. Pero tampoco hay que olvidar, por otro lado, que el futuro económico del país presenta aristas de las que poco se habla. Estas variables tienen que ver con los cambios climáticos posibles. Algunos especialistas están denunciando en estos momentos que hay que ir pensando a dónde trasladar ciertas producciones.
Saben que estos cambios drásticos son posibles –especialmente los meteorólogos e investigadores del clima-, pero también que no cuentan con información básica seria ni intrumentos necesarios para una investigación de fondo. Y, además, lo que es peor: ninguna desición política que los apoye. (JUAN BAZAN).
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