¿Qué pasa con el mosquito causante de la
fiebre rompe-huesos conocida como dengue.
fiebre rompe-huesos conocida como dengue.
Aún perdura en la memoria de la gente la malvada hembra del Anopheles y sus estragos, ahora aparece la hembra del Stegomyia aegypti causando terrores y la amenaza del dengue aquí nomás a las puertas de Buenos Aires. De la mano de la clase política la epidemia crece y sus formas se acercan peligrosamente a una psicosis colectiva.
(Gran parte del contenido de este texto fue explicado, en conversación reciente con el Dr. Alfredo Salibián, prestigioso investigador y defensor del medio ambiente, miembro del Conicet, residente en Buenos Aires, Argentina).
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En la historia de los temores causados por las epidemias, trasmitidas por estos minúsculos y efectivos asesinos, recordamos a la (malvada) hembra del Anopheles, infectada con Plasmodium falciparum, con Plasmodium vivax, con Plasmodium ovale o con Plasmodium malariae, que picaba sin piedad a los habitantes de los pantanos y arrozales de las tierras bajas de Europa, enfermándolos de malaria y fiebre amarilla. Todavía quedan en la memoria colectiva, aquellas fotos en blanco y negro, alguna que otra película ambientada en clima tropical y algún recuerdo familiar atesorado con reverente temor.
Después, fueron el DEN-1, el DEN-2, el DEN-3 y el DEN-4, viajando en la saliva de la (malvada) hembra del Stegomyia aegypti -antes denominado
Aedes aegypti- o bien del Aedes albopictus, picando a seres humanos desprevenidos y causándoles la quebradora, la fiebre rompe-huesos, mundialmente conocida como dengue.
Más tarde, a bordo de las hembras del Psychodidae Phlebotomus y el
Phlebotomus Lutzomyia (siempre las hembras: vaya una sutil y útil método de culpabilización del género), llegó la leishmaniasis, peligrosa enfermedad que ataca por igual a los animales domésticos y a los dueños de casa. Ultimamente, debido a las hembras del Aedes
Aegypty, del Aedes albopictus, del Culex pipiens y del Culex quinquefasciatus, ha llegado a nuestras tierras la Fiebre del Nilo, que amenaza con sumarse a una larga lista de epidemias que no por casualidad castigan a la población de las barriadas pobres, sin agua potable ni cloacas ni controles sanitarios ni fumigaciones periódicas. Es decir: todo aquello conocido en gran parte del mundo y también en esta Argentina real que negamos y que preferimos ignorar. La Argentina alarmista, hoy mediática, que afirma desde el boca a boca que aquí nomás en las afuera de la Ciudad Autónoma se habrían detectado brotes de dengue. Pero… ¿De verdad fueron detectados? Porque si así fuera ya el mal estaría dentro de nuestras casas.
Pero bueno… como siempre: La culpa de todo la tiene el mosquito. Perdón, más exactamente la hembra del mosquito. Y si queremos algo más difuso, apto para encuentros diplomáticos o mesas de café, recordemos que la culpa de todo la tiene el calentamiento global.
Por suerte el altruismo investigativo existe. El autor de estas líneas es un creyente del pensamiento científico y de los sacrificados investigadores que laboriosamente separan la paja del trigo.
A saber: En estos días departamentos científicos de distintas universidades del mundo, gracias al apoyo de laboratorios químicos y farmacéuticos, han desarrollado el mapa cromosómico del mosquito portador del dengue y otros virus que azotan a la humanidad.
En la Universidad de Queensland, Australia, un equipo conducido por
Conor McMeniman logró "picar" a un mosquito y pasarle la bacteria Wolbachia, que reduce a menos de la mitad la esperanza de vida del insecto. Son ejemplos, pero si se consiguen que los mosquitos vivan sólo 20 días, estiman en Queensland, lograrán que se corte su explosiva y peligrosa cadena reproductiva.
En la Universidad de La Plata, en nuestra Argentina, ya se han detectado y están en estudio 73 variedades de mosquito –según me fue comentado por gente del Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires-, muchas de ellas que son vectores de enfermedades conocidas. Después del anatema al DDT –un insecticida acusado de infame porque causaba daños colaterales, como si no existieran miles de sustancias de este tipo que nos rodean-, los científicos del mundo trabajan en el desarrollo de nuevos productos, por ejemplo los llamados "insecticidas ecológicos", que se venden en prácticos aerosoles para contribuir al adelgazamiento de la capa de ozono.
Y no faltan los que proponen prevenciones naturales, llenando de sapos los jardines, como en tiempos pasados, o bien criando familias de
Cucarachas de Agua (así las llaman) que se alimentan de mosquitos y peces pequeños. Mientras tanto, el dengue y las fiebres hemorrágicas -como ha revelado un estudio mencionado en una prestigiosa revista centífica- eliminan en sólo un año la cantidad de seres humanos que el
Sida y las enfermedades exóticas eliminan en cinco.
Y como en el caso del Sida y los retrovirales, tanto los nuevos insecticidas “matamosquitos”, como las nuevas vacunas y los nuevos medicamentos, son marca registrada y propiedad de las industrias que los han desarrollado y fabricado, y llegan a los gobiernos y poblaciones que pueden pagarlos.
Por cierto: la última epidemia preocupa a las autoridades sanitarias del Cono Sur. Sucede que una nueva cepa del virus que provoca el dengue, detectada en Bolivia y particularmente en el Oriente de ese país. A mediados de este mes –marzo de 2009- se llevaban contabilizadas 13 muertes y se habían reportado 21.937 casos de dengue clásico y 80 del tipo hemorrágico. Los operativos sanitarios y la cooperación solidaria e interesada de los países del área, que buscan controlar la epidemia y evitar nuevas muertes se está notando: Esto según los más escépticos analistas de temas de esta naturaleza. Pero el mismo tiempo señalan que todas las enfermedades de la pobreza son mortales, justamente, por el contexto de pobreza. Y el dengue es una de ellas. Porque cuando un organismo desnutrido, cuando un cuerpo con hambre, sufre la violenta deshidratación que trae una fiebre hemorrágica, está más indefenso que otros. Cuando un virus nuevo que llega -portado por el mosquito, por la vinchuca, por la rata o cualquier otro medio- encuentra un cuerpo devastado y encuentra un alma derrotada, sin ganas de luchar, el resultado inexorable es la muerte.
Debería convertirse en realidad esas frases que a menudo se escuchan desde el ámbito político: vivienda y trabajo digno; buena alimentación; escuela para todos; deporte para todos; alegría de vivir. Ésa es la receta probada, la receta universal y eficaz para controlar el dengue y las enfermedades de la pobreza. Eso y no salir a cazar mosquitos porque es tan estupido como tratar de matarlos con un cañón.
© Juan Bazán.
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¿Se dibuja el dengue como epidemia continental
o como un simple generador de temores mediáticos?
Afirman los medios de comunicación nacionales y de los países vecinos –todos y sin contradecirse-, que el dengue puede pasar a ser una endemia continental alimentado por el cambio climático, el crecimiento poblacional, la pobreza, el hacinamiento en las ciudades y el aumento de la movilidad humana. Esta es la perspectiva y no parece que exista posibilidad de cambiar.
Esa perspectiva ahora generalizada se desprende de informaciones suministradas a oficinas de los gobiernos aludidos en las que se recuerda que en 2007 provocó una epidemia histórica en Paraguay, en 2008 Brasil fue sacudido por el virus, en 2009 Bolivia vive la mayor epidemia en 20 años y estudia declarar el estado de “desastre nacional” y que “según los medios periodísticos” la Argentina sufre el mayor brote epidémico de dengue en la historia del país con miles de afectados en Salta, Chaco y
Catamarca y su expansión en el norte y centro del territorio.
El transmisor del virus –ya se dijo- es el mosquito Aedes aegypti que pone sus huevos en agua limpia, de lluvia o de riego, que se junta en recipientes de basura presentes en los patios y el ambiente que se presta a estos fines… incluso el doméstico.
En Tartagal, Salta, a causa del alud ocurrido hace pocas semanas, se
detectaron las primeras muertes “acusadas” de ser causadas por dengue en su variedad hemorrágica en el país. (Todavía no hay confirmación científica comprobable sobre estos casos. En todos se trata de indicios presumibles aún si ser confirmados). De todas formas, el gobierno implementó la limpieza de patios, casa por casa, como única medida efectiva a mediano y largo plazo para liberarse de los criaderos de los mosquitos que transmiten la enfermedad.
En Catamarca se decretó la emergencia sanitaria y se denunciaron 471
casos de los 3.000 a 4.000 sospechados de dengue. En la provincia del Chaco hay 1.100 casos que dicen son “confirmados” aunque se comenta que un informe reservado contaría con 11.500 casos y que el intendente de Charata, centro-oeste de la provincia, habría atestiguado que en su ciudad hay 6.000 enfermos.
El dengue denominado “clásico” se transmite por la picadura del mosquito
Aedes aegypti, que se propaga durante la temporada lluviosa. El nicho
ecológico que explotan las larvas de estos mosquitos, Aedes aegypti y
también Aedes albopictus, son recipientes con pequeñas cantidades de
agua sobre todo en lugares sombreados: por ejemplo jarras, floreros,
baldes, platos de macetas y otros objetos conteniendo agua en jardines,
patios y descampados.
Aunque Aedes aegypti puede alimentarse en cualquier momento, suele picar con más frecuencia al amanecer y al atardecer. Los síntomas son fiebre alta, dolor de cabeza y espalda, vómitos y erupciones cutáneas. Una segunda picadura, que transmite una cepa distinta, puede derivar en dengue hemorrágico. El dengue se cura si se atiende a tiempo y se reposa, pero puede ser mortal en su variante hemorrágica. Hasta hace unos años –como saben los investigadores que estudian casos reales de esta terrible enfermedad-, la misma se hallaba extendida en Asia, Oceanía, partes de Australia, el Caribe, América Tropical y África. Ahora sorpresivamente apareció en Sudamérica y según las informaciones “periodísticas” se expande hacia el sur. Dada esa movilidad se lo categoriza como “un buen viajero”.
La reproducción y proliferación aumentan en condiciones térmicas que
excedan los 25º C, por lo que el calentamiento terrestre produce el
efecto de la expansión del área y el de la multiplicación. Entre las
medidas de prevención se encuentra el llamado de atención cuando las
temperaturas exceden los 15 ºC. Tras haber sido erradicado en la región en la década de 1950, en los últimos 30 años el dengue experimentó fuertes brotes cíclicos que se repiten cada vez con más frecuencia. Amenaza a toda la región. Para su erradicación un punto clave es el saneamiento del ambiente para lo cual se necesitan cambios de actitud en la población que llevan tiempo y exige fuertes acciones de educación. Se afirma que mientras no se produzca ese cambio existirá el riesgo de tener al dengue como algo endémico. De todas formas, el sentido común y el conocimiento plasmado en la literatura médica, avalan la información analizada por este especialista.
© Juan Bázan
Catamarca y su expansión en el norte y centro del territorio.
El transmisor del virus –ya se dijo- es el mosquito Aedes aegypti que pone sus huevos en agua limpia, de lluvia o de riego, que se junta en recipientes de basura presentes en los patios y el ambiente que se presta a estos fines… incluso el doméstico.
En Tartagal, Salta, a causa del alud ocurrido hace pocas semanas, se
detectaron las primeras muertes “acusadas” de ser causadas por dengue en su variedad hemorrágica en el país. (Todavía no hay confirmación científica comprobable sobre estos casos. En todos se trata de indicios presumibles aún si ser confirmados). De todas formas, el gobierno implementó la limpieza de patios, casa por casa, como única medida efectiva a mediano y largo plazo para liberarse de los criaderos de los mosquitos que transmiten la enfermedad.
En Catamarca se decretó la emergencia sanitaria y se denunciaron 471
casos de los 3.000 a 4.000 sospechados de dengue. En la provincia del Chaco hay 1.100 casos que dicen son “confirmados” aunque se comenta que un informe reservado contaría con 11.500 casos y que el intendente de Charata, centro-oeste de la provincia, habría atestiguado que en su ciudad hay 6.000 enfermos.
El dengue denominado “clásico” se transmite por la picadura del mosquito
Aedes aegypti, que se propaga durante la temporada lluviosa. El nicho
ecológico que explotan las larvas de estos mosquitos, Aedes aegypti y
también Aedes albopictus, son recipientes con pequeñas cantidades de
agua sobre todo en lugares sombreados: por ejemplo jarras, floreros,
baldes, platos de macetas y otros objetos conteniendo agua en jardines,
patios y descampados.
Aunque Aedes aegypti puede alimentarse en cualquier momento, suele picar con más frecuencia al amanecer y al atardecer. Los síntomas son fiebre alta, dolor de cabeza y espalda, vómitos y erupciones cutáneas. Una segunda picadura, que transmite una cepa distinta, puede derivar en dengue hemorrágico. El dengue se cura si se atiende a tiempo y se reposa, pero puede ser mortal en su variante hemorrágica. Hasta hace unos años –como saben los investigadores que estudian casos reales de esta terrible enfermedad-, la misma se hallaba extendida en Asia, Oceanía, partes de Australia, el Caribe, América Tropical y África. Ahora sorpresivamente apareció en Sudamérica y según las informaciones “periodísticas” se expande hacia el sur. Dada esa movilidad se lo categoriza como “un buen viajero”.
La reproducción y proliferación aumentan en condiciones térmicas que
excedan los 25º C, por lo que el calentamiento terrestre produce el
efecto de la expansión del área y el de la multiplicación. Entre las
medidas de prevención se encuentra el llamado de atención cuando las
temperaturas exceden los 15 ºC. Tras haber sido erradicado en la región en la década de 1950, en los últimos 30 años el dengue experimentó fuertes brotes cíclicos que se repiten cada vez con más frecuencia. Amenaza a toda la región. Para su erradicación un punto clave es el saneamiento del ambiente para lo cual se necesitan cambios de actitud en la población que llevan tiempo y exige fuertes acciones de educación. Se afirma que mientras no se produzca ese cambio existirá el riesgo de tener al dengue como algo endémico. De todas formas, el sentido común y el conocimiento plasmado en la literatura médica, avalan la información analizada por este especialista.
© Juan Bázan