14 jun 2007

HISTORIA: SEGUIMOS PREGUNTANDO

Las falsas expectativas que pueblan el imaginario colectivo

Son variadas y muchas de ellas, verdaderamente peligrosas, son "las mentiras" que pueblan el imaginario colectivo de los argentinos. No sólo en nosotros... Otros países, al parecer por lo que se está mostrando en la historia reciente, lo tienen mucho más complejizado y el auto engaño no sólo es patrimonio nuestro. Pero allá ellos... nos importamos nosotros y advertimos que ese sistema de informaciones, subconscientes y profundamente implantadas, son las que dominan nuestro acervo de opiniones creando nuestras confusiones y las políticas erroneas que nos dominan. Son creencias falsas, casi todas ellas, que sólo ayudan al interés de algunos que medran en la confusión de muchos.
Esto nos pareció interesante del trabajo de Juan Carlos Nicolau: la búsqueda de respuestas y el intento de no caer en falsas conclusiones no apoyadas en evidencias documentales. Eso y no otra cosa –nos guste o no-, debería sera nuestra propia busqueda del conocimiento histórico. La lectura de este trabajo quizas no ayude en ese arduo camino. (J.B.)

La revolución de Mayo de 1810 en Buenos Aires:
¿Fue un verdadero movimiento revolucionario?

POR JUAN CARLOS NICOLAU

Las revoluciones políticas son acontecimientos sociales que no responden a planes estratégicos de hombres de gabinete o modelos teóricos de soñadores utópicos, acumulan demasiada sangre y ruina, son un torrente que arrasa lo que encuentran en su camino, o pueden ser un río que fluye errosionando todo a su paso.
La revolución de los americanos en el virreinato del Río de la Plata tiene su comienzo con las invasiones británicas. Se la puede definir como una revolución política, pues la burguesía comercial bonaerense después de rechazar a los intrusos, en dos oportunidades, acomete la toma del poder por defección de las autoridades virreinales, sometidas a las órdenes de la corona española, en el cumplimiento de su deber defender el territorio bajo su mando.
Producida la ocupación británica de Buenos Aires ¿quién conduce la reconquista? Liniers que a la cabeza de los soldados y milicia, el 12 de agosto de 1806, impone la rendición a los invasores. ¿Quiénes forman en las filas de los batallones que derrotan al ejército extranjero en su segunda tentativa de doblegar a los habitantes de la ciudad? En su mayoría civiles que se organizan para tomar las armas y realizar la defensa dirigidos por jefes surgidos del conjunto de la sociedad.
Echeverría comentó esos hechos con justeza: "Las invasiones inglesas de los años 1806 y 1807 pusieron forzosamente las armas en manos de los criollos, les revelaron su fuerza y les infundieron el orgullo de vencedores". (Echeverría,1951,Iº, 323).
La revolución política de los funcionarios españoles y los criollos, desencadenada por la lucha armada contra los británicos continuó en 1808, cuando fue desbaratada la intentona de Álzaga para tomar el poder y poco más tarde, en el Alto Perú, el 25 de mayo de 1809, en Chuquisaca, la revolución contra el dominio hispánico se manifiesta en la ocupación de la Real Audiencia. El movimiento insurgente de aquella ciudad, sede del poder eclesiástico y legal se propaga a La Paz, el 16 de julio de ese año, donde una junta presidida por Pedro Domingo Murillo (1758-1810) de "ocho diputados del pueblo", y "en el cumplimiento de su deber en la defensa del territorio bajo su mando" deponen al gobernador, arrestado junto con el Obispo. Este alzamiento no contó con el apoyo de Buenos Aires, temeroso de las consecuencias sociales de esa acción, en una región poblada en su mayoría por poblaciones indígenas. (Ferla,1974,66)
La celebración de la revolución en el acto del 25 de mayo de 1810 es un hecho que sólo tiene importancia por la designación del primer gobierno local, pues el virrey Cisneros y con él, la autoridad emanada de España, había cesado en la reunión del Cabildo, del día 22 de mayo. Cisneros debía ser destituido, pues, pretendía disolver las compañías de combatientes que habían rechazado al invasor. Éstas, posteriormente, sostuvieron la designación y autoridad de Liniers en el gobierno. La pretensión de Cisneros de nombrar a Francisco Javier de Elío, inspector general de las fuerzas militares fue el detonante que condujo a su caída, pues los comandantes de los batallones perderían la conducción de sus milicianos y soldados y probablemente sus cabezas.
La tesis según la cual no hubo una revolución, sino la toma del poder por los españoles americanos y los criollos, como consecuencia de la decadencia del poder español, no parece ser la razón fundamental que explique los sucesos acaecidos en esos años. En tal caso, los pobladores de Buenos Aires se hubieran sometido al conquistador británico, o acompañado las manipulaciones de la princesa Carlota Joaquina desde la corte portuguesa en Río de Janeiro. La frase de Belgrano, "el viejo amo o ninguno", indica que otro era el pensamiento de los dirigentes revolucionarios.
La revolución de Mayo y su separación de España, en su aspecto económico, es consecuencia de dos vertientes, por un lado la decadencia del régimen político español colonial incapaz de impedir la declinación de la explotación minera en el Alto Perú y en el otro extremo del virreinato, los crecientes reclamos de los hacendados del litoral que solicitan la modificación de las regulaciones monopolistas que impedían la exportación de los "frutos" del país. A ellas se unían la creciente evolución del comercio interior que estaba sujeto a las restricciones impuestas desde Buenos Aires.
Estas contradicciones económicas se unen con la toma de conciencia política de la burguesía local, donde confluyen comerciantes y hacendados, para buscar nuevas formas de organización social sobre bases liberales que reconocieran los derechos de los americanos a un gobierno propio.
Las formas que adoptan las revoluciones suelen ser variadas y a ellas confluyen distintos factores que se conjugan en una resultante donde intervienen razones sociales, políticas y económicas. Como apunta Kossok, en cuanto "a la formación y crecimiento de una clase destinada a hacer una revolución es siempre fruto de un largo proceso, que a menudo es casi imposible reconstruir en sus antecedentes ocultos". (Kossok,1972,9)
El continuo crecimiento del comercio a través del puerto de Buenos Aires, a partir de la creación del virreinato y los intereses económicos desarrollados en todo su ámbito por la explotación minera del Potosí, dieron lugar a la formación de una burguesía poseedora de los medios de producción ganaderos y artesanales y principalmente sustentada en el comercio interno y externo que la condujo a la revolución contra el poder monopólico hispánico en defensa de sus intereses no solo económicos, sino a su vez sociales.
Esa burguesía era consciente del peligro indígena. Las rebeliones de ese origen en el Alto Perú, entre ellas las de Tupac Amaru (José Gabriel Condorcanqui-1742-1781) eran una señal que indicaba la necesidad de evitar cualquier intento generalizado de "revolución popular". Ninguna revolución burguesa se efectuó para liberar a las clases desposeídas, "los de abajo", ni en Inglaterra, con Olivier Cronwell, ni en Francia con los jacobinos, ni en Norteamérica, esas revoluciones otorgaron derechos políticos o económicos a los sectores sociales carentes de propiedad, fueran estos esclavos o proletarios, salvo declaraciones altisonantes acerca de las libertades civiles.
La revolución en América, escribió Gorriti en sus memorias, "no fue un suceso repentino que debía sorprender a un sujeto medianamente pensador". La burguesía porteña realizó la única revolución posible, mediante la toma del poder desde "arriba", para suprimir, "la postergación tan general y descarada que en toda la extensión de la monarquía sufrían los americanos", aprovechando las condiciones que le brindaba la situación exterior con la ocupación de España por Napoleón. (Gorriti,1960,IIº,1675)
¿Cuál otra podrían haber realizado? ¿Era posible contar con un proletariado con capacidad para llevar a cabo un movimiento revolucionario que estableciera una democracia que hiciera justicia a las clases trabajadoras formadas por los indios, esclavos y los gauchos? El único papel que pudieron desempeñar los trabajadores manuales, de la ciudad y el campo, fue encolumnarse detrás de los caudillos confiando ingenuamente en lograr mejorar su condición económica y social.
Las rebeliones en la América hispano-portuguesa -sostiene Kossok- fueron movimientos anticolonialistas, de liberación nacional, que por su carácter histórico ocupan un firme lugar entre las revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX. (Kossok,1968,31)
La revolución en el Río de la Plata significó el rechazo de los privilegios de la nobleza, los títulos nobiliarios, el mayorazgo, la monarquía absoluta y la autoridad de la corte de Madrid para la designación de los funcionarios de la burocracia colonial. Por consiguiente, sólo podía tener un contenido burgués, liberal, dadas las características sociales donde los americanos influyentes y algunos españoles marginados del poder colonial eran en su mayoría comerciantes sin vinculaciones con el monopolio, productores rurales y hacendados.
Las características del gobierno de la corona española ejercieron su influencia durante el proceso revolucionario, y sus actores no podían romper en forma absoluta con la estructura de un estado con decisiones verticales con amplia participación en todas las actividades sociales, éstas se basaban en valores éticos y jurídicos, en lugar de utilitarios como ocurría en los países anglo-sajones, donde primaba una mentalidad capitalista e industrial, mientras en cambio persistía en el manejo de la economía un criterio mercantilista y un acentuado desprecio por las tareas manuales.
Las revoluciones están sujetas a ciclos fluctuantes que responden a múltiples razones, por consiguiente como no podía ser de otra manera, la revolución en el Río de la Plata fue cambiando de dirección y de objetivos a medida que se desarrollaban los acontecimientos provocados por la lucha armada contra los ejércitos españoles y se manifestaba la resistencia a los sectores sociales conservadores opuestos al nuevo régimen encabezado mayoritariamente por los americanos.
La pérdida del Alto Perú a manos españolas, y con él las minas de Potosí, provocó un giro fundamental en la situación económica y política. Buenos Aires motor de la lucha por la independencia, al perder los recursos provenientes del norte comenzó a depender cada vez más de los fondos aduaneros recaudados por la aplicación de impuestos a la importación de mercaderías por su puerto, destinados a financiar las compras de armamentos y así la hegemonía política se trasladó al litoral rioplatense.
La oposición entre españoles y americanos, en términos de poder político y no de nacionalidad, al finalizar la guerra de la independencia en el tiempo, dio origen a nuevas contradicciones.
La burguesía de Buenos Aires pretendió tomar el poder político en sus manos sustituyendo el poder español, para dar origen al denominado centralismo y a la disputa entre los porteños y los hombres del interior. Estos en cambio aspiraban a su independencia del puerto de Buenos Aires, en la búsqueda del desarrollo de sus economías regionales limitadas por el monopolio colonial.
En tanto se fueron definiendo las tendencias políticas, el centralismo que adquirió forma en la estructura del Directorio encontró la oposición de las aspiraciones de los "localismos" provinciales, vigentes desde la colonia, pero ahora representados por los caudillos al frente de las montoneras, hombres despojados de sus posibilidades de subsistir por la guerra de la independencia y la destrucción de sus economías regionales por el libre comercio.
La problemática de la Banda Oriental muestra con claridad la lucha de esos intereses locales, en primer lugar entre los puertos de Montevideo y Buenos Aires, cuyo origen se encuentra en el régimen colonial y simultáneamente con la campaña oriental en su oposición al gobierno directorial y la oligarquía portuaria montevideana.
La posterior consolidación económica de los hacendados bonaerenses junto con los comerciantes ligados al intercambio con los británicos en la década de los años 30 del siglo XIX, les permitió tomar el control del gobierno de Buenos Aires y la conducción de las relaciones con las naciones extranjeras, si bien las luchas civiles no fueron acalladas. Ese momento constituyó un punto de inflexión en la situación política que se definió con la entrega de facultades extraordinarias al gobernador de esa provincia, dando nuevo rumbo a la historia de las provincias del Río de la Plata. Con esta decisión política tuvo fin la revolución de Mayo.

Juan Carlos Nicolau. Abril 2004.

Referencias:
- Echeverría Esteban (1951) - Obras Completas.
- Ferla Salvador (1974) - Historia argentina con drama y humor.
- Gorriti Juan Ignacio (1960) - Autobiografía Política en Biblioteca de Mayo tº II.
- Kossok Manfred (1972) - El Virreinato del Río de la Plata.
- Kossok Manfred (!968) - H. de la Santa Alianza y la emancipación de América Latina.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.