( Periodista e historiador)
"El mejor oficio del mundo". Con estas palabras ha definido Gabriel García Márquez al oficio de periodista. En un oficio, como quien labra la tierra o empuña un cincel de escultor, el periodista cincela cada palabra o expresión noticiosa cotidiana, manteniendo en definitiva "un maravilloso contacto con la vida". En esta nota el periodista Santiago Senén González, enhebra recuerdos de su vida profesional y de otros periodistas de fuste de la prensa argentina, como así también la evocación de grandes escritores-periodistas como García Márquez y Alejo Carpentier.
Hay dos escritores latinoamericanos que han tenido notable trayectoria. En el Día del Periodista que se conmemora el 7 de junio me pareció oportuno evocarlos como hombres de prensa: me refiero a Alejo Carpentier y a Gabriel García Márquez.De ambos, protagonistas de las letras, la inteligencia y la emoción, tomaré su diagnóstico sobre la prensa, antes de rememorar mi propia experiencia y el recuerdo de colegas con quienes compartí la profesión en áreas como las de radio, televisión o la agencia de noticias.
Así como en otros momentos evoqué mi paso por la prensa diaria. Este año con motivo del Taller Científico Internacional 1° Mayo tuve ocasión de visitar en La Habana el Centro de Promoción Cultural y la Fundación Alejo Carpentier. A un costado de la Catedral y al lado de un famoso restaurante "La Bodeguita del Medio", allí donde Ernest Hemingway llevó a la fama su trago preferido el "mojito" o donde Nicolás Guillen escribiera los versos al lugar de "bodegota o bodeguita/ La Habana con ella su corazón blasona".
La casa descrita por Alejo Carpentier, galardonado en 1977 con el Premio Miguel de Cervantes que le entregara el Rey de España, en su libro El Siglo de las Luces, es una hermosa mansión de principios del siglo XIX, recientemente restaurada y con un fresco patio interior rodeado de atípicos balcones y una magnifica escalera. Al pie de la misma sobre un mármol blanco está escrito este pensamiento de Carpentier: "El periodismo es ante todo una maravillosa escuela de vida. El periodista lo pone a uno en contacto con la realidad política, histórica, humana, con el suceso callejero, con la reacción de un grupo de hombres ante tal o cual problema o momento".Y agrega sobre nuestro oficio "es un maravilloso contacto con la vida. En fin, el periodismo ha sido para mí una insustituible escuela de conocimiento del hombre, es decir, una gran experiencia humana.
"El otro grande, el otro maestro de periodistas, con sus vitales 80 años quien hace 40 publicó el mundialmente celebre, Cien Años de Soledad y hace 25 recibió el Premio Nobel de la Literatura, don Gabriel García Márquez, lo tuve presente una vez más al recordar esa página señera sobre el periodismo. Es nada menos que la titulada: El mejor oficio del mundo que pronunciara en la 52 Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, en Los Ángeles, California, en 1966. En esa conferencia "Gabo" nos lleva a la nostalgia cuando recuerda que "la práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural y el mismo ambiente de trabajo se encargaba de fomentarla. La lectura era una adicción laboral. Los autodidactas suelen ser ávidos y rápidos y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor oficio del mundo, como nosotros mismo lo llamábamos…".Por mi parte, en otra área de ese oficio como es la radio, me acuerdo que en 1959 hice mis primeras armas como "cronista desde el lugar de los hechos"-no había movileros entonces - transmitiendo la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre. Tampoco era común cubrir otro tipo de actividad en el mismo lugar y momento en que los sucesos ocurrían, salvo el fútbol o algún otro gran espectáculo deportivo.
Luego también en ese medio participé en las transmisiones en duplex de Radio Libertad y Canal 9 TV. Juan Ramón Luna, que era además periodista de La Razón, me convocó para ese programa, una audición muy conocida en esa época: "La Mesa Redonda". Lo hice por casi 10 años coincidentemente con otras labores siempre de la profesión. Las tertulias abiertas, prolongadas muchas veces horas y horas, donde se discutían los temas "calientes", en especial los políticos, dejaban poco para nuestras vidas privadas.Una buena síntesis de ese panorama de privaciones, antes de la participación masiva de las colegas profesionales, se expresa en los versos de Anne Campbell que dicen: "Si nunca sabes cuando es la hora de la comida, si las visitas no se despiden nunca del dueño de casa, si él ama a los hijos, pero más al diario…. si el aire se tiñe de azul con las palabras que él emplea, si lo necesitas para una partida familiar y él rehúsa… si él proyecta trabajar cuando tú proyectas divertirte" estamos ante la ‘mujer del periodista’.Pero apasionados con nuestra labor. Era cuando se la calificaba de sacerdocio, nunca nos aburríamos con esas cátedras ambulatorias.
Pero esa era una constante. Ya sea en las revistas –rememoro las reuniones de cierre de Inédito con Mario Monteverde, con Gregorio "Goyo" Selser y Rogelio García Lupo. O aquella redacción de Análisis. Cuantos recuerdos de esos círculos – con el mismo espíritu citado- apenas salía, la publicación. Entrecerrando los ojos recuerdo a Pablo Kandel, Rubén H. Zorrilla, Horacio Salas y otros.De esas peñas de periodistas -que aun hoy se hacen- me vienen a la memoria dos de ellas.La que se realizaba en el comedor del diario La Prensa, en el edificio de La Farola en avenida de Mayo donde hoy funciona la Secretaria de Cultura. En una de las meses Rodolfo Agustín Perri, con quien cubrí hace 50 años el Congreso Normalizador de la CGT hablaba de su pasión, la caza y la pesca mientras Oscar Hermes Villordo con increíble ingenio contaba del consultorio sentimental que le habían encargado una revista y que respondía a las consultas como Jacqueline Saint Pierre.
La otra era la de dirigentes de la Asociación de Periodistas cuyo Presidente era mi padre. Yo –aun cronista volante o sea los que cubrían partidos de fútbol de primera B o segunda división habitualmente los sábados- escuchaba embelesado a un hombre que decían era el alma de Noticias Graficas: José "Pepe" Barcia. Entre los que venían también a ese restaurante de la cortada Carabelas a escasos metros de la entidad – Sarmiento al 900 – se encontraba el legendario Jorge Chinetti muy enfrentado al gobierno peronista quien siempre tenía un chiste político.
Este ramillete de recuerdos enmarcado en verdaderos "maestros" como Carpentier y García Márquez, es nuestro homenaje al Día del Periodista, instituido el 25 de mayo de 1938 por el Primer Congreso del gremio efectuado en Córdoba.
Santiago Senén González - Bs.As. 2007.
GENTILEZA DE REPRODUCCIÓN POR
"EL ARCA DIGITAL". EXCELENTE PUBLICACION A CARGO DE NORBERTO VILLAR.
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